El Sábado me fuí al río Maipo, que corre entre cerros gigantescos, y lo bajamos haciendo rafting. Adelante a la derecha voy yo, casco verde, y a la izquierda, casco blanco, el Cucho. Atrás van el Bruja y sus dos hijos, el Benja y el Tommy, que viven en Cardiff, y el Cristóbal y la Cata. Bajamos haciendo un equipo espectacular. Cuando pasabamos un rápido había que levantar los remos y hacerlos chocar en lo alto en medio de un griterío salvaje. Estuvo buena la bajada, duró aprox. hora y media, terminó cuando ya hacía frío en la montaña.
Al día siguiente subimos a caballo hasta un glaciar en el Cajón del Maipo. Dos horas por senderos que ascendían por las laderas de los cerros, con bordes que a ratos caen cientos de metros garganta abajo. Veinte caballos, una compañía gratísima y alegre. Aquí se ven algunos, alucinados con la dureza de las rocas, la limpidez del cielo y el viento.
El paisaje era como éste. Dos horas por una paisaje que sobrecoge. El viento ulula y la roca está viva. Los colores de los roqueríos son como sangre, la sangre de las rocas y los riscos. Los cerros parecen guijarros que hubiesen caído de los bolsillos de Dios. Producen una sensación de soledad y fiereza que no tiene nombre.
Y este es el glaciar. Hermosísimo, atenazado por formaciones de piedra de tamaño cósmico, es como una gota de eternidad que estuviese amarrada a la tierra. Hay una laguna en cuya superficie flotan pedazos de hielo que se han desprendido y que se deshacen lentamente. Atrás, el murallón de hielo glaciar se ve pequeño pero es inmenso. Está a 2.300 mts. de altura y se nota. Y el cielo.
Buen fin de semana. Terminó con un asado hasta altas horas del vespero en una casa de descanso. En la noche, al volver, habían dos estrellas que veía cada vez que miraba el espejo. Tal vez fuesen mis ojos de ese día.
6 comentarios:
¡Que fantástico! ¡Que sensacional fin de semana! Me alegro mucho por
usted,por el Cucho y por los demás.
Y no me extraña que al mirar el espejo haya visto dos estrellas.
Felicidades.
L.
Parece que volviste lustradito, listo para seguir. Se te siente bien.
Tu bajando en rafting...despues soy yo la freak!
Besos mi viejo lindo, te cuidas.
Yo tengo una conexión inexplicable con el Cajón del Maipo, cada cierto tiempo siento la necesidad de ir, una suerte de nostalgia, como si fuera ése mi lugar. Sobre todo en otoño... es precioso. Una vez subía a ese glaciar al que fueron ustedes. Hermoso paseo. Caminar entre montañas es increíble.
Oiga, querido amigo, no sé si se me habrán desconectado unos cables del lado del cerebro donde va el lenguaje, o es simple ignorancia, pero su post en mi blog no lo entendí del todo...
Que fantástica experiencia la del rafting, yo la hice con mis tres hijos, en el río Trancura en Pucón hace unos 4 años, una maravilla.
Hermosisima excursión hicieron, continuar con una cabalgata en esos parajes con glaciar y asado incluído, sin duda fué un fin de semana que no olvidaran, prendido no solo en la retina sino en cada fibra.
Fantástico!!!! y me gustó mucho esa metáfora de "los bolsillos de Dios", me dejó pensando....
que buen viaje; ¿es partiendo de la Cascada de las Animas?
me ha gustado tu blog, creo que las visitas seguirán
saludos,
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