lunes, 30 de abril de 2012

Digamos que no son los mejores dias para los blogs ni para sus autores. Siguen escapando hacia espacios más efímeros y menos comprometidos, como facebook o twitter, aquellos que alguna vez sintieron la necesidad de escribir acerca de lo que les pasaba o de lo que veían, agregando una reflexión de por medio. Facebook y twitter funcionan como reflejos o eructos. Los blog apelan - o apelaban - al centro del alma, más allá de los reflejos de quienes escribían. Recuerdo notables textos, algunos francamente memorables y antológicos, que no tienen ni tendrían cabida en la cultura de los reflejos. Vengo aquí hoy porque extraño esa febril actividad del pensamiento que llegó alguna vez a constituir la masa de blogs que pendía por encima de nuestras cabezas, en la nube blanca de la red.
Me sacudo algunos recuerdos y unas cuantas nostalgias. No es tiempo para faenar ese tipo de material por ahora. Cuando algo que vale la pena se está hundiendo, lo único que cabe es mantener la dignidad y hacer como que ni el tiempo ni nada pudiese llagarnos. Enhorabuena. Me pongo en la larga fila de espectros de blogueros que enfilan hacia el horizonte. Echo en el bolsillo trasero del pantalón una petaca con algo espirituoso. Compañeros blogueros, suerte en la eternidad.