jueves, 29 de noviembre de 2007

Sorry: de nuevo los tengo que dejar solos. Me voy a Praga y Budapest. Si, ya sé: la vida es una soberana porquería. Estoy totalmente de acuerdo. Pero hay que tratar de ir al centro de la porquería y beberla toda de una buena vez. Por eso me voy a dar una vuelta a estos lugares espantosos.
De todos modos voy a echar de menos. La risa de los amigos. El sol que se esconde detras de los cerros que se pueden ver desde mi oficina. El olor de la noche cuando voy llegando a mi casa. Ciertas sombras. No puede hacerse otra cosa que echar de menos semejantes incidentes.
Pero hay que plantar cara a la vida y dar guerra. Asi es que por eso me voy a Praga y Budapest. Se hará lo que se pueda por mantener en alto el honor de la nación chilena. Al menos eso se puede decir con certeza. Saludos a cada cual, compañeros. Yo me voy a inmolar.

domingo, 25 de noviembre de 2007

De casualidad ahora en la tarde me encontré ésto. Es de un gringo. Por el tono supongo que debe ser de la zona de Los Angeles o de por ahí por la bahía de San Francisco. No salían muchos datos en el librito. Se llama Carl Lugone. Este texto me llamó la atención.



Escombros.


Recojo la basura
al amanecer
mientras la aurora se asoma
tras las cimas
de las montañas lejanas.

Pedazos de servilleta, vasos
botellas de plástico, bolsas de nylon
restos de carne y pescado
verduras
legumbres
incluso algunas plumas de ave
unas lapiceras
unos discos rotos
un aparato de radio que está descuartizado.
Van a dar a un montón de escombros
al fondo del patio.

En otro patio
voy echando
fotografías, recuerdos que no sirven
olores cuyo origen se ha perdido, luces
nubes de otra aurora, quizás donde, vómitos
aromas, dolores
en fin
un montón de cosas que han pasado
y que han entrado por mi garganta y por mi piel
y que también
no son otra cosa
que escombros.
Pegado con la Edith Piaf. Miro como su voz hace vibrar el cielo, a pesar de que está muerta.
El Gorrión de Paris. El Gorrión del Cielo.







Los "bouquinistes", vendedores de libros y de baratijas en el borde del Sena. El Paris de la Piaf.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Oyen su voz. Oyen los pasos que se pierden en la hondura de la noche. Oyen los crujidos de sus sueños y el batir de las alas de las luciérnagas. Oyen el parpadeo de sus ojos. Oyen el rozar de los granos de arena, unos contra otros, movidos por el viento. Oyen el crepitar de sus células nerviosas. Oyen los latidos de su corazón escondido en el fondo del pecho. Oyen el silencio de la nieve.
Después rompen en una canción. Una canción de tono agudo que hace tremolar las nubes y vibrar las capas mas altas de la atmósfera. Por eso la canción hace llover, y la lluvia que cae sobre la tierra se reúne y toma la dirección de los mares surcando por los valles y desfiladeros, obsesionada por las profundidades mas abisales. La canción parece perderse en el cosmos y diseminarse por la Vía Láctea entera. Mas allá se pierde.
Antes de perderse aparece en el inconsciente, aparece en los sueños. Allí se condensa y se transforma en voces y sonidos, los que después se convierten en canción, y se repite el ciclo, una y otra vez, como el agua que surca los desfiladeros y hace que se transformen en sueños.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Entra un troyano a mi PC. Me disloca el teclado de modo que lo que escribo es irreconocible y no tiene significado. Escaneo con un antiviral actualizado al minuto y las cosas siguen igual. Un segundo antiviral y sucede lo mismo. Llamo al técnico, un tipo que me ha salvado de varias satisfactoriamente, y no encuentra nada. Se mete al BIOS del computador (¡!...) y desacopla un par de cosas, con lo cual el teclado vuelve a funcionar. Dice que no era un virus. Se va y media hora después estoy exactamente donde había partido. Estoy solo en el universo y el asunto depende de mí. Estoy seguro de que es un virus porque el comp está raro, huele mal.
En USA compré un tiempo atrás un CD con un limpiador de espías. Lo instalo, lo actualizo y lo echo a correr. Y ahí aparece. Un troyabo oculto en un archivo de sistema, despidiendo mierda suavemente.
Es un placer apuntar y disparar. Lo hago polvo. No quedan ni siquiera fragmentos. Recorro los campos del computador, lo huelo, y ahora se comporta tan admirablemente como siempre, a salvo de las excretas que lo atosigaban y lo hacían entorpecer. Escribo un rato, por puro placer, en "Uno", una nouvelle que se está escribiendo solita, por ratos, y con ninguna otra intención que soltar la mano. El PC se comporta como un alazán que hubiese dejado atrás un mal sueño.
Tanto troyano que anda por ahí, y no solo en los PC.

sábado, 10 de noviembre de 2007



Cada vez que voy a una ciudad, embargado por su espíritu, suelo escribir algo que me lo recuerde para siempre. Esto es lo que quedó de Viena en mi corazón. Por cierto, no es en absoluto literal. Es apenas un soplo.







Mujeres que aparecen de la nada


(En honor a Pablo A.)


Al doblar la esquina
bajo las sombras de los edificios
o sobre los espejos
o reflejadas en las grandes vidrieras
o en las alfombras de los palacios
o los pasillos del Metro
o en los café al borde de la calle
bajo las cornisas
a los lados de doseles y cortinajes
ante las nubes
ante los edificios imperiales
y los parques
y los siglos,
en Viena
las mujeres aparecen de la nada.





Esta es una muestra de la arquitectura de Viena. Largas y estilizadas formas que parecen provenir del fondo de la cultura occidental. Ah, la iglesia que está atrás... no me acuerdo cómo se llama...


lunes, 5 de noviembre de 2007


Vista desde la Fortaleza de Salzburgo. Los rayos del sol se cuelan por entre las nubes.




Y el mítico Dunau, el Danubio.