Una gaita y un tambor. Envolviendo el aire de la plaza de Budapest, una gaita cingara y un tambor. Llenan la atmosfera de un ritmo hipnotico y alucinante. Me pierdo en las nubes del cielo y en las de mi corazon.
Hay gaitas en Escocia, en Galicia y en las llanuras hungaras. Son bastante parecidas. Pero suenan muy diferente.
Las gaitas escocesas cantan para entrar en los cielos en disposicion de parada, epicas y gallardas. Las gaitas gallegas buscan el orden y la alegria y hacen danzar. Hay tambien gaitas en Irlanda, celtas por cierto, que van de lleno a la poesia y al ruido del mar.
Las gaitas magyares hacen entrar en trance, hipnoticas y alucinantes, como si perderse en el extasis fuese el destino. Perderse en el polvo del destino, y amanecer un dia en el cielo y otro en el infierno. Como el destino de los pueblos eslavos.
Me pierdo en el extasis un rato y me dejo llevar. El cielo y el infierno quizas sean patios distintos de un mismo lugar. Despues compro vino caliente. Hace frio, un frio despiadado, pero el vino lo hace huir. Brindo con los amigos y al frio no le queda otra cosa que desaparecer. En silencio, brindo por las gaitas magyares, por el cielo, por el infierno, por los amigos y tambien (por que no) por mi alegre y exultante corazon.
2 comentarios:
Si sentiste una gaita, es porque estuve ahí, viendo como llenabas de regosijo tu alma...
Que lindo viaje, aun no tengo el gusto, pero algún día visitaré Hungría, existe una canción que se llama Alma de Dios, habla de un errante alma que añora volver a su tierra, su música es tan hermosa que despierta ese deseo de empaparse de esos aires, de dulce meláncolía, romántica nostalgia, uufff me volé.
parte de la canción dice :
Canta, mendigo errante,
cantos de tu niñez,
ya que nunca tu patria
volverás a ver.
Ya que nunca tu patria
volverás a ver.
Hungría de mis amores,
patria querida,
llenan de luz tus canciones,
mi triste vida.
Vida de inquieto
y eterno andar,
que alegro solo
con mi cantar.
Saludos y que sigas disfrutando muchisimo.
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