lunes, 28 de diciembre de 2009
martes, 1 de diciembre de 2009
martes, 27 de octubre de 2009
martes, 6 de octubre de 2009
jueves, 10 de septiembre de 2009
jueves, 3 de septiembre de 2009
viernes, 21 de agosto de 2009
Sweet.
jueves, 30 de julio de 2009
TERCIOS
Miran a los ojos y parece que están secos
que no tienen vísceras
que sus cascos de hierro están ardiendo
que sus fibras musculares apenas se contraen.
Aún así se mantienen duros en las trincheras
decididos y llameantes
pero vacíos
como estrellas apagadas
cuyo fulgor
aún alcanza a la tierra.
Se mantienen en las trincheras fieles a su costumbre
de esperar a la muerte a pie firme
antes que huir.
Las banderas les dan lo mismo.
Miran a los sargentos y capitanes con cierto desdén:
lo único que pueden mirar con atención
son las picas y alabardas del enemigo
que avanza.
Miran a los ojos con la misma firmeza
con que miran a la muerte
que avanza
en la punta de las picas y alabardas
y están decididos a esperarla
a pie firme
antes que huir.
miércoles, 15 de julio de 2009
viernes, 3 de julio de 2009
Próspice
¿Temer yo a la muerte? Sentir la bruma en la garganta,
la niebla en el rostro,
cuando cae la nieve y las ráfagas anuncian
la cercanía del lugar,
el poder de la noche, la presión de la tormenta
y la presencia del enemigo.
Allí donde el gran miedo se consagra en su forma visible
y el hombre fuerte debe avanzar:
porque el viaje ha concluido y conquistada la meta
las barreras se derrumban,
aun cuando falte todavía un combate para alcanzar el galardón,
la recompensa de todo.
Siempre fui un luchador; por ello... que venga otra batalla,
¡la mejor y la última!
Odiaría que la muerte vendara mis ojos y se mostrara
indulgente
y me diera la bienvenida cautelosamente.
¡No! Dejadme probarla en todo su sabor, como mis camaradas,
los antiguos héroes.
Soportar la arremetida y pagar todas mis culpas
en un minuto de dolor, tinieblas y frío.
Porque lo peor, de un momento a otro, para el valiente se
convierte en lo mejor,
cuando el minuto sombrío termina
y cuando la furia de los elementos y de las voces malignas
enloquecidas
se derrumba y se apaga,
cambiando, transfigurándose en paz brotada del dolor.
Y luego una luz y tu seno,
¡oh alma de mi alma! Te abrazaré de nuevo
y en Dios descansaré.
martes, 9 de junio de 2009
Soy el único testigo de esta escena surrealista. La máquina gira y gira sobre su eje lentamente. De improviso me explotan las ganas de tomar la máquina y perseguir al primero que se aparezca. Perseguirlo hasta que se suba a un árbol o a una muralla. Perseguirlo como si uno tuviera un enjambre de libélulas saliéndole de las manos.
Pero algo me lo impide. Es martes, un martes igual a todos los martes. Y yo voy ataviado como martes, y pienso como martes, y no se me cruza ninguna idea delirante, como suele pasar los martes.
Así es que apenas sonrío, con cierta nostalgia, y me encierro en mi oficina.
miércoles, 3 de junio de 2009
Como cierre, en el avión de vuelta me leí el "Canto a mi Mismo", de Whitman, y encontré un par de versos en los cuales Walt dice que tiene una cita fijada con el Gran Camarada a la cual por ningún motivo desearía faltar. Por supuesto, epígrafe. Y por añadidura, por supuesto, Baco. Por supuesto, San Francisco. Y por supuesto, gracias Gran Camarada por SF y Whitman y la Bay to Breakers.
jueves, 14 de mayo de 2009
Aunque no. Malagradecido con la vida. El sábado, en el Radisson Acqua de Viña (grande...) bajé esto:
Un ópalo transparente
son tus ojos
un líquido luminoso
una miríada de iridiscentes colores
son tus ojos
los ángeles y los demonios
detenidos
son tus ojos
lunes, 20 de abril de 2009
Estuve en el Prado hace un par de Domingos y no estaba el fauno de don Diego. Debe estar arrumbado en una de las bodegas del Museo Nacional de El Prado esperando alguna ceremonia en celebración de Baco (las "báquicas" u "orgías" del mundo antiguo). Me habría gustado verlo y guiñarle un ojo sin que nadie mas se diese cuenta. Me habría gustado pedirle que me invitase al claro del bosque a oír su magnífica y melancólica flauta con la cual hace languidecer a la hermosa y blanca luna. Me habría gustado que me hubiese convidado algunas gotas del vino con el que los faunos son felices. Pero quizás hubiese sido una impertinencia.
Sigo y seguiré mirando a estos seres hermosos que construyen la felicidad desde la tierna melancolía. Creo que mas de alguno se me ha cruzado en una de esas memorables báquicas y me ha hecho un guiño. En fin, no queda otra. A la salud de los faunos, un brindis por la blanca luna.
jueves, 16 de abril de 2009
jueves, 9 de abril de 2009
Ya me imagino que clase de clientes tiene el Café de los Artesanos en Florencia. Varios de mis conocidos harían clientela de lujo para semejante lugar. Por ejemplo el Guatón Valenzuela, o el Huaso Alcocer, o Juanito Gómez, los dos últimos ahora entre las estrellas. O el Pablo, o Chánchez, o... en fin, una larga lista de señoritingos que harían palidecer a Sileno, el jefe de los faunos.
Las callejuelas de Florencia son mágicas. De repente sale uno disparado hacia las estrellas. Hay que andar con ojo para no chocarse con el Huaso o con Juanito. El Huaso estaba hospitalizado antes de emprender el último vuelo y exigió que en un guatero la pasaran vino de contrabando. En Florencia podría uno encontrarse con él y no sería sorprendente. Quizás hasta casi sería natural. En fin. Florencia.
lunes, 23 de marzo de 2009
jueves, 12 de marzo de 2009
domingo, 8 de marzo de 2009
Los dioses le temían a la muerte. Para huir de ella, se refugiaron en las estrofas. "La muerte los vió allí. Como se ve un pez en el agua, así los vio en los versos, las melodías y las fórmulas de sacrificio".
La Muerte ha venido por los deva y los asura
Los ha mirado como se ve un pez en el agua
escondidos en los versos y las melodías.
Se ha detenido a observarlos
como hacen los niños
con las semillas de diente de león
que estallan al amanecer.
Después
ha hecho un giro en el viento
y sin dejar de sonreír
se ha perdido en el cielo.
jueves, 5 de marzo de 2009
El Silencio. Revista Mujer, La Tercera, 2007.
Las palabras son un puente. Entre el yo y el tú, las palabras hacen un tejido que a ratos puede tocar el ser. Cuando se habla más allá de la superficialidad, tan necesaria a veces, cuando se toca lo esencial, las palabras reúnen las almas y conjuran la soledad. Eso lo sabemos todos, es parte de nuestra experiencia. Pero a veces las palabras intoxican, provocan confusión. ¿Cómo saber cuándo hablar y cuándo hay que callar?
El silencio puede hacer hablar. Este presupuesto que parece tan obvio, a veces suele caer en el olvido. Pareciera que todo el mundo deseara expresarse, deseara hacerse presente, necesitara tejer puentes con las palabras. Y se olvida el silencio, que en cierto sentido puede ser una hermosa ofrenda para los demás. Y para uno mismo.
Cuando pasamos por momentos de confusión, de desorden interno, sea por lo que sea, intentamos acallar la ansiedad con palabras que nos decimos o con palabras sabias y consoladoras que buscamos en los demás. Muchas veces esto nos tranquiliza y nos hace sentir mejor. Sin embargo, una técnica que puede ser de gran utilidad es callar, dejar el espacio para que las cosas en nuestro interior se acomoden y armonicen, sin que el discurrir de las palabras entorpezca el proceso mental.
Con algunas personas el efecto del silencio es impresionante. Cuando las palabras interiores se empiezan a acallar, pueden notar con mayor exactitud qué es lo que realmente sienten, y de esta manera lo pueden conectar con recuerdos e impresiones significativas. La claridad es muchas veces mas bien hija del silencio que de la precisa organización de las palabras. Hay personas que necesitan de las palabras para alcanzar la armonía interior. Pero es necesario recordar que también hay otras que necesitan el silencio.
Estamos tan acostumbrados a hablar que olvidamos el valor del silencio. Algunos terapeutas utilizan la técnica de quedarse en silencio, esperando que el paciente hable sin censura y sin restricción. Al comienzo puede resultar incomodo, pero después las personas pueden asociar libremente sus ideas y sensaciones de modo que, con el tiempo, cuando cae la censura, dejan salir lo más profundo que hay dentro de sí y, mediante la ayuda del terapeuta, pueden encontrar una comprensión precisa de sus conflictos y aprensiones. Así, el silencio y la confianza abren una vía hacia lo profundo y permiten mirar el pasado y el presente con claridad.
Debiéramos preguntarnos qué tipo de personas somos. Cuánto valor tiene en nuestro espíritu el silencio. Cuánta necesidad podríamos tener de él. El silencio puede dejar florecer de manera natural sentimientos que necesitan tener un cauce distinto que el verbal. De hecho, los sentimientos mas sublimes tienen un carácter inefable, no se dejan capturar por las palabras. Si llenamos nuestro ser de palabrería, quizás no nos sea posible tomar el pulso de algunos sentimientos que hablen de nosotros mismos, y nos hablen a nosotros mismos mucho mejor que mil palabras. No hay que olvidar entonces que la magia de las palabras, la bella magia de las palabras, también nos puede intoxicar.
lunes, 26 de enero de 2009
viernes, 23 de enero de 2009
Pound: detalle sobre poesía y psiquiatría.
La historia personal de Ezra Pound está marcada por la controversia y la agitación. Establecido en la Italia de los 30, creyó ver en la figura del Duce una remembranza de los mecenas del Renacimiento. No tardó, por esa vía, en sentirse envuelto en la grandiosa estética de la época. Después, ya se sabe, su figura vociferante a través de las ondas de la Radio Roma atragantaba a los cancerberos. Estos lo enviaron a las jaulas del Disciplinary Training Centre, cerca de Pisa, en cuanto fue capturado y entregado a las fuerzas de USA por los partisanos en 1945. Al año siguiente fue declarado loco por una junta de psiquiatras y fue enviado a una larga internación de 12 años al St. Elizabeth’s Hospital en Washington. Allí continuó escribiendo y recibiendo las visitas de los poetas que lo admiraban. Estando internado, en 1949 se le otorgó el Premio Bollingen de poesía, lo que desató un sonado escándalo: el loco, el antipatriota, ensalzado y puesto en el Parnaso. Más aún, el premio entregado en honor a sus Cantos Pisanos… En 1958 su caso fue revisado y se le dio la libertad, o fue dado de alta, según como se mire el asunto, después de lo cual partió de nuevo a Italia, donde vivió hasta su muerte, en 1972.
El viejo Ezra fue sin duda un alucinado. Escribió su obra mayor, Los Cantos, en 117 secciones a través de casi cincuenta años. Con versos en diversos idiomas, incluyendo el chino y el griego clásico entre otros, Los Cantos son un gran poema épico cuyo objeto es la Historia, o sea, la dilatada y dramática epopeya de la especie humana. Cruzan por sus versos las más diversas figuras, mitológicas, políticas, anónimas, mezcladas en un huracán que jamás decae. El viejo Ezra fue un alucinado y Los Cantos por tanto no podían ser otra cosa que una poderosa alucinación acerca de lo que yace en el fondo del ser humano. ¿Lo habrá visto así?. Quizás si, quizás no. Lo que es seguro es que con esta nota hubiera sonreído.
Entresacamos algunos versos de Los Cantos y los transcribimos aquí para oírlos mas que para leerlos (se recomienda luz refulgente y voz asordinada). No podemos dejar de pensar que nos hubiese gustado escucharlos a través de las ondas de la Radio Roma, con la voz áspera y cascada del viejo Ezra, alucinado por la Historia, mientras mas allá del dial la junta de psiquiatras del St. Elizabeth´s Hospital toma notas y trata de entender.
I
Y entonces bajamos a la nave
enfilamos hacia los roqueríos, deslizándonos sobre el mar divino,
izamos el mástil y la vela sobre esta oscura nave
llevando ovejas a bordo, y también nuestros cuerpos
cargados de llanto, y los vientos desde popa
hinchando las velas, y empujando
de Circe la nave, la bien peinada diosa.
Nos sentamos luego, el viento agitando la caña del timón.
con las velas henchidas navegamos hasta el fin del día
el sol a su descanso, las sombras sobre el océano todo…
XXV
…
Promúlguese:
A Doña Sorantia Soranzo que vaya para
la fiesta de la Ascensión por la noche en una barca cubierta y
baje a la ripa del Palazzo, y cuando primero vea la
Sangre de Cristo que suba al Palacio y pueda
estar en el Palacio VIII días para visitar al Dogo su
padre sin dejar el palacio durante ese período, ni
descender las escaleras del palacio y que cuando las descienda
que vuelva por la noche a la barca de la misma manera
estando cubierta. Para ser revocado a voluntad del consejo.
aceptado por 5 del consejo.
…
XXVII
…
Y hubo aquel editor de música
que trajo la cabeza jibarizada de un indio
sin huesos, aceitada, desde Bolivia, y dijo:
“Si, estuve allí. No pude hacer clientela,
Mucho después de haber derretido las placas
llegó una orden, 200 copias, Perú
o de alguna estación en Chile”.
Me llevé a Floradora en láminas
y volví con una momia pelirroja
con un aire Clara d´Ellébeuse cantando “Stretti”.
…
XXXV
Así es que ésta es (podemos creerlo) Mitteleuropa:
El Señor Corles comandaba ametralladoras
pero cuando llegó el momento de hacer fuego
simplemente encendió un cigarro y se alejó
de su batería y se sentó en el campo,
algún subalterno dio la orden de disparar
El Sr. Corles no sufrió la pena extrema
porque su familia
era una buena familia burguesa en Viena
fue enviado a un manicomio…
jueves, 22 de enero de 2009
La foto es del lugar donde hacen sus presentaciones. El suelo es de arena café, que no levanta polvo. Los espectadores se acomodan en aposentadurías a los costados. Al frente está el palco del emperador y sus amistades. Podrán observar que no se nota pobreza, podría decirse, y que sin duda es el lugar del mundo donde los caballos poseen mas glamour. La noche estaba fría, el invierno pega fuerte en Viena, pero creo que esa es una de las noches que más dificilmente olvidaré.
miércoles, 7 de enero de 2009
Informe sobre unos ojos.
Entonces no queda otro recurso que convocar a los rayos de la luna y hacer con ellos una especie de capullo para poder sobrevivir. En la oscuridad del capullo escribo con letras pequeñas un reporte, que apenas termino empieza a centellear. Las fibras del capullo también comienzan finalmente a centellear y lo mejor termina siendo salir de allí y mirar fijamente las inmensas y profundas lagunas que encienden el universo y lo hacen incandescer. Si uno es riguroso, lo mejor es dejarse encender sin resistencia. Aunque, por pura costumbre, hago un pequeño movimiento antes de empezar definitivamente a centellear.
lunes, 5 de enero de 2009
- ¿Si?
- Ehh... Mahiakeff.
Silencio.
Golpeo de nuevo.
- ¿Sí?
- Mahiakeff. Abre y déjate de pelotudeces.
Abre. El aspecto es espeluznante. El pelo lleno de greñas, bolsas gigantescas bajo los ojos, la piel cetrina. Hace tiempo que no se veía tan mal.
- ¿Qué quieres?
- Primero, saber cómo estás. Segundo, si te falta algo. Tercero... si puedo hacer algo más por tí.
Nadie sabe qué se vino a hacer. Tiene un cáncer de pulmón avanzado y lejos de posibilidad de cualquier terapia. Respira con dificultad. No tiene ni ha tenido trabajo desde que llegó, hace unos meses. Vive de la misericordia. Es imposible que haya estado peor en Moscú. Y se vino sin conocer a nadie.
Tose.
- Queda poco.
- Parece - digo. Por decir algo.
Cuando me voy, musita:
- Oye Mahiakeff...
- ¿Sí?
Piensa unos segundos.
- Cierra bien la puerta al salir.
Cierro bien la puerta la salir. En la calle aspiro una bocanada de aire. Uno no se da cuenta de todo lo que tiene. Aire, por ejemplo. Enfilo hacia el "Ajedrez", por vodka. Eso también: vodka. La madrecita Rusia, lejana y omnipresente.
Aire, vodka, la madrecita... Mucho.
viernes, 2 de enero de 2009
VII. Flora.
Gossypium hirsutum
passiflora caerulea
vanda caerulea
Costus spiralis
basella rubra
allamanda cathartica
vanillia planifolia
sechium edule
Ruizia cordata
mimosa pudica
jacaranda mimosifolia
manihot esculenta
hibiscus sabdariffa
arachis hypogea
euphorbia pulcherima
dieffenbachia maculata
Cuantas horas frente al escritorio
Camarada
gotas de sudor en la frente
gotas de agua ambarina corriendo por los sulcus de tu ebúrnea superficie
la nave de los locos abandonada a su suerte en los ríos de Europa
es una sencilla anécdota
al lado de la hercúlea tarea
de diseñar
cada una de estas memorables formas
hechas concienzudamente
para la fugacidad.