sábado, 29 de noviembre de 2008



Una tarde nos arrancamos a la Isla Coche. Desde Isla Margarita son unos 30 minutos en bote. El Caribe es cálido y esmeralda, así es que se nos hizo tarde en la tarea de disfrutarlo. Comimos unos pescados caribeños en un hotel por ahí cerca después, con lo que la tardanza aumentó. Cuando nos llamó el botero para la vuelta, el sol ya estaba cayendo en el Mar Caribe, y el cielo estaba como se ve.



Antes de subir al bote ya el cielo estaba algo encapotado. Siempre me ha parecido que los pelícanos vuelan con tanto garbo como un bombardero B-52. Aquí una bandada levanta el vuelo con la donosura y ligereza características de los pelícanos, delante del cielo plateado. Por un momento hubo peligro de que las frágiles barcas, de algún modo parecidas a las que surcaban el Ponto, podrían estallar en pedazos bajo las crueles bombas.






Daría para una crítica de hotel, pero no quisiera dañar la sensibilidad de la exquisita gente que me invitó a Margarita. El Hotel Marina Bay tiene buen look, pero es espantoso. No había control para el televisor. Bajé y tuve que dejar unos dolares para que me lo prestaran. El teléfono no tenía cable. Un amigo pidió un sandwich a la habitación y le endilgaron un no rotundo, sin contemplaciones ni explicación. En fin.
Me dió la impresión de que no era el único lugar donde las cosas funcionaban así. Creo que es el efecto del mono grandilocuente ese que tienen de presidente. Habla horas y horas y horas y tiene acólitos que cuando él no está hablando, hablan por él. Estilo "Muchachos, buenas noticias. Ha llegado el Mesías. Soy yo." Verdaderamente es desagradable, profundamente desagradable.
La foto es del Marina Bay. Buen look, buena vista, todo bien. Excepto Chávez.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Entra Igor. Se tiende en el camastro, se pone a mirar el techo y, después de resoplar un poco, dice:
- Oye Mahiakeff, ilumíname. Estoy desorientado.
Dice que su vida es como una lancha de velocidad disparada por canales estrechísimos y sinuosos, de modo que si se desconcentra se estrella. Y que a la pasada va recogiendo flores que echa en una caja, y que esas flores son en realidad lo que le importa de todo. Y que algún día, cuando no haya lancha, se sentará con la caja de flores y las va a enhebrar en una guirnalda y la colgará encima de su cama para mirarla todo el día y toda la noche.
- Mmh. ¿Y la desorientación, donde está? - Apuro un trago de Smirnoff Ice granizado.
Sonríe.
- No sé si terminaré la carrera sin haberme estrellado.
Vuelve a sonreír.
- Necesito pedirte algo - dice.
La última vez que me dijo esto terminé a puñetazos con dos mastodomtes con los cuales nos dimos de todo. Por supuesto, toqué la peor parte. Pero ese parece ser el destino de todo moscovita que se precie de tal. Tragué saliva.
- Si me estrello, guarda tú la guirnalda y pónla sobre tu cama.
Observa un rato más el techo en silencio. Después se levanta y se larga.
Miro el suelo detrás de él. Hay un estela de espuma sobreoxigenada, como la que dejan las lanchas de carrera.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Informe sobre una Mariposa

Una mariposa pasa frente a una ventana, revoloteando como si alguien estuviese trazando su trayectoria en el espacio después de haber bebido convenientemente un par de vasos de alcohol de manera graciosa e impulsiva. El sujeto que mira está vestido con una corbata violeta, una camisa a rayas celestes y blancas y pantalón azul. La mariposa revolotea pispireta tocando apenas los bordes de las hojas y las flores que hay en el jardín adjunto. En el jardín adjunto hay flores blancas, violáceas y celestes. Las alas de la mariposa son blancas. La pared de enfrente es blanca. El sujeto está sentado frente a la pantalla del computador. La mariposa revolotea cerca de la ventana y parece que no se enterase de que un sujeto con corbata violeta está absorto mirando sus evoluciones en el aire.
La mariposa se detiene encima de una flor violeta. Grácil y ligera, parece que fuese parte del aire. Sus alas se mueven abrupta y delicadamente. El tipo de la corbata de color violeta sigue absorto y su mano está detenida en el espacio, sobre el teclado, con la misma gracilidad con que está detenida la mariposa sobre la flor. Los ojos están destellando cerca del borde externo donde se juntan las líneas de los párpados. El cursosr titila.
Los teclados de computador deberían estar equipados para ponerse violeta si una mariposa blanca pasase revoloteando pispireta por un jardín adjunto.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Crítica de Hotel: Hotel del Mar.

Viña del Mar tiene excelentes hoteles. Por ejemplo, el Radisson Acqua, verdaderamente de antología. Si se puede pasar unos días ahí, no hay que dudarlo. Y lo mismo debiera decirse del Hotel del Mar, el hotel donde está el Casino, que queda frente al mar y a cuyo costado está el Enjoy, un restaurant muy aceptable alrededor del cual se puede sentir las olas del Pacífico rompiendo contra los costados.
Me tocó una habitación en el tecer piso, con una estupenda terraza desde la que se puede pasar horas mirando pasar las olas, las gaviotas y la gente mientras cae el sol. El frigobar tiene tragos de nivel mas que aceptable, así es que un atardecer en esas terrazas puede alcanzar incluso ribetes de inolvidable. Punto aparte para la decoración, blanca, sillas y mesa de madera barnizada suavemente, magníficos maceteros y reflectores.
El baño, inmejorable. Amplio, caja para ducha aislada del resto, jabón ecológico, tina con fragantes sales de baño de color esmeralda, mármol café auténtico en piso y paredes, excelente calidad de los utensilios y cremas, atención esmerada dos veces al día para mantenerlo todo a punto.
Tiene 3 restaurant, uno en buffet en el primer piso, en un gran salón bien aireado y luminoso, sencillo pero bien pensado, algo lento en el servicio en las horas punta. Los otros dos son de muy buen gusto y la calidad de la comida merece mención aparte. Recomendables los pescados, muy frescos y aderezados con guarniciones al mejor nivel. No son caros y la atención es muy dedicada. Valen la pena sin duda alguna.
La decoración de los espacios públicos es inteligente y con gusto. De todas maneras no se podría exigir que la decoración de un casino fuese de gran nivel, y quizás no sea esta una excepción. Pero si no se atiende a esta área, el resto tiene esculturas, plantas, perspectivas que dejan un grato sabor y hacen que, sin duda alguna, el Hotel del Mar sea uno de los mas recomendables en este sector del mundo.
Hotel del Mar, Viña del Mar, Chile.