
viernes, 28 de marzo de 2008

jueves, 27 de marzo de 2008
miércoles, 26 de marzo de 2008

lunes, 24 de marzo de 2008

Frontis del Palacio Pallavicini, en Viena. Le conté al Prof. que existía y se puso contento. Tomé después un café en el Hofsburg, que queda al frente. ¿Habrá ciudad mas bella que la bella Viena?
martes, 18 de marzo de 2008


Un balcón para tomar cafecito. No café, cafecito. Dan ganas de conversar, echar el pelo, dejar pasar la vida en estos rincones. La pinta de Hundertwasser era mas o menos así: dejar pasar la vida en buena.

Aquí un negocio de baratijas para los turistas. Colorinche hasta los tuétanos en medio de la augusta Viena. No sé si mi amiga tendrá razón o no. Lo cierto es que la pasé magnífico en el barrio Hundertwasser, aunque creo que a cualquiera le podría pasar. Después me subí a un tranvía y me fuí a pasear al centro, y bebí una cerveza vienesa en homenaje a Hundertwasser y a todos los locos en buena que pueblan, para bien del cosmos, la accidentada y esplendorosa faz de la tierra.
domingo, 16 de marzo de 2008
Lanzamiento de "Hespérides", Feria del Libro de Santiago 2002, Estación Mapocho. Uno de los mas hermosos abrazos que he recibido.
A propósito, éste es uno de los dos poemas que están en "Hespérides" que creo tienen un soplo, mínimo pero tienen, de eternidad. Es un memorandum, que un hombre envía solo una vez en la vida, cuando se le aparece la que será para siempre la única en su corazón.
Evanescente.
Vistos
los sueños en los cuales has yacido envuelta
los tejidos cubiertos por la celeste luz de tus párpados
los mármoles, las alas de los bergantines, las sombras
más aún, los textos de tus recuerdos
el olor que se niega a desaparecer
los blancos abrazos, la lluvia de tiempo
hundo una garra en mis entrañas
las elevo al sol
y me duermo persiguiendo tus huellas por otros mundos,
bajo otros cipreses
para hacerte volver silenciosa
sobre estos llameantes pastizales.
viernes, 14 de marzo de 2008
Ícaro.
miércoles, 12 de marzo de 2008
viernes, 7 de marzo de 2008
La Bbiblioteca Imperial de Viena. Exposición de los regalos que recibió el Emperador Francisco José en el día de su cumpleaños de parte de los diferentes gremios, etnias y ciudades que componían el vasto imperio. Había papiros conmemorativos de los musulmanes de una ciudad remota, placas de los comerciantes de acero de una de las provincias, cuadros de las autoridades cíngaras y magyares, símbolos de los representantes de la comunidad judía, gualdrapas de los batallones de la Guardia, libros dedicados de los principes y nobles de diferentes puntos del imperio, todos primorosamente fabricados como si fuesen lo mas depurado que un grupo pudiese dar a luz. La majestad del imperio y del Emperador alcanzaba el espíritu de cada uno de sus súbditos. Por lo menos en teoría. Esta biblioteca testimoniaba el afán glorioso de los emperadores por conservar y cultivar el conocimiento de manera dedicada y venerable. Está llena de pequeños y grandes detalles que así lo hacen ver, siglos después que los restos del último de los Habsburgo ya han desaparecido totalmente de este mundo.
jueves, 6 de marzo de 2008
Caen al vacío. Una sucesión de destinos se hunden con ellos y sus ecos resuenan en el vacío. Tus ojos son meteoritos que se incendian en la inmensa negrura del vacío.
Loa míos resplandecen. Plenos de luz, de ellos salen rayos que incendian el mundo. Sonríen. Tus ojos y mis ojos una vez se cruzaron. Y los tuyos enrojecieron y se precipitaron al vacío.
lunes, 3 de marzo de 2008



