miércoles, 13 de julio de 2011

Trato de producir una página según el canon que he acordado respetar, propio del taller de novela que sigo este semestre. Traspiro de manera lamentable para producir una página de factura lamentable. El personaje requiere de mayor definición, la escena requiere de mayor definición, el asunto es puro pasar sin ir hacia ninguna parte.

La vida es mucho más fácil. Ni siquiera es necesario hacer planes, con ir tirando basta y sobra. De hecho, así las cosas marchan, a pesar de no haber un plan específico o un horizonte flamígero hacia el cual ir. Entremedio, vino barato, chocolate, árboles y unas cuantas cosas más.

Conclusión: habrá que disponer de tiempo para hacer algo que valga la pena con la novelita. Vacaciones o algo así. Por de pronto, lo hecho va directo a la papelera de reciclaje. Me llama el Danny y me invita a almorzar al club. Ni la pienso. Engulliremos carne, papas fritas, huevo frito y cebolla frita, fiesta del colesterol Con vino negro, por supuesto, sin aguar como hacían los griegos. Al diablo por ahora con la novela. Es mejor vivir.

4 comentarios:

luciérnaga dijo...

¡Puchas! Nooo. No puede ser. No se
si será la misma novela, pero yo leí aquí en su blog un pequeño capítulo de La embriaguez que se
apoderó de mi alma, leerlo fue
estremecedor.
Bueno, yo no se mucho de técnicas
literarias, pero ¿Cómo puede ser
tanto?
Un abrazo.
Hotaru.

difusa dijo...

A ver, sueñe de día, cene con colestreol a la vena por la tarde y escriba de noche cuando la vida se acalla dejandole el paso a la imiginación. Luego se toma el producto escrito y se encuadra en los cananes prescritos. No olvidar regar con tinto la cena y la creación! Deje la sal y pimienta solo para el bife ya que un cigarro inspira más mientras se hilan personajes, hechos y ambientes!
Un beso y abrazo que lo podras lograr!

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

Yo me permito comentarte con la siguiente Rima del gran poeta Gustavo Adolfo Becquer

El arpa olvidada (rima VII) G. A. Bécquer

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sepa arrancarlas!

¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera
que le diga “Levántate y anda”!

Cariños

María Pilar

Unknown dijo...

jejeje y después del vino chileno volverán las palabras a fluir sin represión :D

Salud querido!