martes, 4 de mayo de 2010

Escucho a Regina Spektor, "Us". Siento el frio del otoño. Miro por la ventana. Escribo sin ton ni son pero con cierta constancia. Decido y decido como si una corriente de agua fuese bajando por la montaña. Me sorprendo de sentir cómo algo apagado y tenue se perfila en el horizonte heideggeriano de mis sueños. He pensado que una especie de lobo husmea curioso y confiado los ramajes de los árboles. Una vieja canción a veces se me cuela por los oídos de la memoria. Una nostalgia detrás de otra, y de otra, como si algo que no conozco no se decidiera a abandonarme. Parece que por ahora no quedaran preguntas sino que apenas una especie de mecanismo seguro y atildado que corre y corre yendo hacia donde corresponde sin hacerse interpelación alguna. El café está empezando a hacer mella en el epitelio gástrico a pesar de las protecciones naturales con las que suele funcionar. A pesar de todo esto, una canzonetta estúpida tiñe esta y otras divagaciones, a pesar del lobo y del agua que baja caudalosa.
¿Alguien tiene el futuro asegurado?