jueves, 29 de mayo de 2008

Nos despedimos mientras cavila. Ha sido una conversación con harto material interesante. Después de cruzar el umbral, se da vuelta, me mira sonriendo y dispara sin aviso:
- Elohím significa "Dios" en las antiguas escrituras. Hasta el Pentateuco. Después se llama Yahvé. Y es con hache entremedio.
Y parte, como un pájaro que se echa a volar. Un tipazo el Cristian. Divertido, brillante, un tipazo. Sale con esos datos que dejan temblando en el vacío.
Un día de estos voy a estar frente a una puerta. Voy a entrar sin golpear. "¿Usted es Elohím?" "Si" "Ah... ¿Sabe donde venden cerveza por aquí?" "Claro, yo lo acompaño". Y quizás nos iremos de juerga.

sábado, 24 de mayo de 2008

La mañana después de la lluvia. Santiago de Nueva Extremadura resplandece. Cada vez que llueve, después Santiago resplandece porque se va el smog y los colores naturales de la adolescente Santiago aparecen y destellan. Ahí se descubre no solo que Santiago es mas bella de lo que parece debajo del smog, sino además que el espíritu de los chilenos es mas destellante de lo que a la primera mirada pareciera. El jardín mas allá de mi ventana tiene unas plantas de los poetas les dicen, que ahora después de la lluvia se yerguen enhiestas y gallardas, altas, con sus hojas verdes y café entremezcladas en la visión con el fondo verde del césped y el chopo cortado a unos diez metros de altura de un frondoso aromo. Un macetero de greda roto, el pasto tapizado de hojas muertas inmóviles y el graznido de pájaros que desafían porfiadamente al frio y el invierno.
He estado recordando la danza del guerrero, en el Don Juan, de Castaneda. Después de cada jornada victoriosa o después de haber sobrevivido al sino de la adversidad desatada, el guerrero debe inventar un paso de danza que fije en su espíritu lo que ha quedado en sí de esa ocasión. Al momento en que la Muerte viene a buscarle, el guerrero le pide que le espere un momento, y antes de partir de este mundo, ejecuta la danza de su vida compuesta por la sucesión de los pasos que ha inventado con ocasión de sus hechos. La danza de la existencia es lo último que queda del paso del guerrero por este mundo, y se ejecuta solo para sí mismo y para la única espectadora, la Muerte.
Dejo a mi cuerpo que se acomode sin presiones para que ejecute a su amaño el próximo paso que le surja. Tan solo él sabe qué emergerá. Yo soy solo un espectador, como la Muerte. Y observo las ramas flexibles y garridas de la planta de los poetas recortándose contra el césped, un día en que la adolescente Santiago de Nueva Extremadura resplandece.



Dos regalitos: Joachim Schulz, "Blau", Museo Hirschron, Washington, y "Trouble", Coldplay.



miércoles, 21 de mayo de 2008

DEMÉTER

Salto sobre el pequeño bote
cuyas bordas están coronadas de espuma
la espuma de la rompiente que intenta
viajar de polizón
y eludir su destino de desaparecer.
“¿Qué haces, blanca espuma
encaramándote en las bordas del bote?”
dice mi voz desfalleciente.
“Intento llegar a ser
como las semillas de diente de león”.



Camarada
¿es esto ternura o necedad?
“No Camarada
es el tiempo.
El mismo para la espuma que para las flores.
Yo no lo puse ahí.
También estaba”.
Remo denodado
llevando los maderos del navío
por encima de las olas
en dirección al sol





Si, si, ya sé. No fumo más de eso.

domingo, 18 de mayo de 2008

Musa I.




Mas tarde
procuro acercarme más hacia el fondo.
Está el Camarada Dios.
Le pregunto:
“Camarada
¿es hija tuya la Musa que duerme
y cuyos sueños resuenan en mis oídos?”
Sonríe benévolo.
“No Camarada” me dice
“No es hija mía.
Siempre ha estado ahí”.
Se hace un silencio.
“Bien Camarada Dios” le digo,
“sigo mi camino”-
“Vaya conmigo” dice
y se da vuelta
a admirar las grandes planicies y el vacío
del Universo.


jueves, 15 de mayo de 2008

Parece que estuviera en un estado especial. Todo me resulta fácil. Y agradable. Las historias que me cuentan las retruco y se convierten en oro. El otro día me destapé un rato y solté un texto en que trataba a Dios de "Camarada". "Camarada Dios". Je.
¿Alguien sabe qué significa "Eloím"?.

sábado, 10 de mayo de 2008

Corea.


En la gran explanada que hay en el centro de Washigton, The Mall, a pocos metros del Monumento a Lincoln se encuentra esta escultura sobre la Guerra de Corea. En realidad es mas bien sobre los soldados norteamericanos que lucharon allí. Es un pelotón de tamaño algo mayor que el natural, que camina en medio de la noche, el enemigo, la lluvia y el miedo. Son soldados blancos abandonados a su suerte y que no tienen otra protección que su propio coraje. Son hombres comunes y corrientes que, cogidos por el destino, caminan rodeados por la muerte.






Estuve en 1998 o 9, no recuerdo bien, en Washington. Esta escultura no tenía las cadenas de protección que tiene ahora y uno podía caminar entremedio de los soldados. Se podía sentir entonces la respiración de la muerte en la propia nuca. Se podía sentir el rechinar de los dientes producido por el esfuerzo de esos hombres por conjurar el miedo, hacerlo salir de sí a como diese lugar. Sus vísceras congeladas. El corazón absolutamente contraído.
Es una de las cosas que vale la pena ver en Washigton. No por el valor estético ni por el valor conceptual, sino como recuerdo. En La Ilíada un héroe le dice a otro que los necios reconocen el mal solo cuando ya no lo pueden detener. Esta escultura es un estupendo recuerdo de que el camino de la humanidad por alcanzar la sabiduría, el saber vivir, se da sobre el barroso e inquietante fondo de la propia e infinita necedad.

lunes, 5 de mayo de 2008

Estuve en Washington hace 9 años. Es poco de lo que me acordaba. Una de las imágenes imborrables ha sido esta: el Obelisco reflejándose en el agua, visto desde la escalinata del monumento a Lincoln. Ha sido gratísimo volver a tener esta visión.



Ahora he agregado otras visiones. Por ejemplo esta: Manet, "El Torero Muerto", Museo Nacional. En el imaginario español el torero es un personaje que baila con la muerte, la seduce, la pone a sus pies. A fin de cuentas y por ese medio, el Torero es un ser de otro mundo pues juega con la muerte como los dioses. Pero aquí yace muerto. La muerte le ha recordado salvajemente que en verdad no es poseedor de aquello que los seres humanos desearían salvar y que el torero, aunque fuese por un instante, parecía tener: la eternidad. Por eso esta pintura es salvaje.

García Marquez ha dicho que los escritores son los únicos seres que son capaces de vencer a la muerte. En Washington parecen decir que los toreros han sido capaces de hacer un buen intento. Gallardo agregaría yo. Pero han perdido.

Toreros y escritores. Vaya combinación.