lunes, 28 de abril de 2008

¡Urgente!

Mañana martes tengo que hablar sobre identidad femenina en el siglo XXI.
¿A alguien se le ocurre ALGO???
Se agradece profundamente cualquier idea razonable...
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Hubo mas de 400 ginecólogos y obstetras. Se murieron de la risa con las dos últimas diapo. "Tengo un blog. Estas son opiniones que llegaron en el día de hoy a propósito de esta conferencia". Les gustó mucho eso y me lo dijeron después en el carrete. Agradecimientos a quienes colaboraron. Se llevaron una buena dosis de aplausos. De verdad, les gustó mucho. Pregunten por su participación em marcelozuñiga.blogspot.com
Me voy a Washington mañana. Un congreso. Me agencié el nombre del barrio bohemio de Washington y creo que es posible que lo visite. Un amigo a quien le tradujimos un libro al español nos quiere presentar a su padre. Tengo que hacer lobby para un cargo en una sociedad de loqueros. Quiero tirarme un rato en las riberas del Potomac a echar el pelo con los amigos.
Washington. Estuve ahí unos años atrás. Está la reproducción de una de las gracias de don Maurice. Buena cosa encontrarse con ella de nuevo. Y con el espíritu formal y liviano de la bella y empingorotada Washington.

sábado, 26 de abril de 2008


En el primer piso del Radisson Acqua de Viña hay unos salones con ventanas redondas como las de los barcos, que dan al mar. Tienen por fuera cerraduras herméticas para cuando la marea sube o hay tormenta. En un día bueno, como el de la foto, se ve a los pájaros de mar solazarse con el sol y la rompiente. Mientras, adentro de la sala la gente trata de concentrase en algo torpedeada por visiones como ésta.
Le estoy dando al tema de los cuentos. Cómo influyen en nuestra existencia. La gente que cuenta cuentos para emborrachar a los crédulos, los que cuentan cuentos que terminan creyéndose para salvarse de sí mismos, los que viven todo como si fuera un cuento... Recuerdo una mujer hermosa que todo lo registraba como si fuese cuento; me decía que era como si todo el tiempo estuviese haciendo literatura en su mente. Ahora es Doctora en Literatura y no sé qué habrá pasado con su eterno cuentacuento. Un amigo se dedicó un tiempo a contar cuentos, al modo de los bardos. Terminó enredado con la vida, supongo que porque después le costaba distinguir realidad de fantasía, leyenda de hecho, ensoñación de facticidad. En fin. Hay para rato para que mi cabeza tenga con qué entretenerse por un tiempo, que no es poco.
Por la mañana, esplendorosa, compongo otro corto poema para "Rocas y Vientos":



Céfiro
que aúllas sobre
las ingentes costas
los ínclitos roqueríos
los desbordantes escollos en el Ponto
lo que se llamará Creta
las nubes plateadas en el borde del cosmos
las interminables planicies
la lava que irrumpe como lanzada en el cielo
y que pareces vestir una broncínea coraza
y portar un escudo de cuero de buey
eres un suavísimo soplo
que espía eternamente
a los griegos.


Mucha Ilíada parece...


miércoles, 23 de abril de 2008

Internos.

Le hago un seminario a los internos de medicina. Nos reímos con el candor de algunos, la obsesividad de otros, y yo me sonrío calidamente y para mís adentros con la inocencia con que van por la vida, buenos muchachos, inteligentes, agradables, que se ve que aún no dan pasos desprotegidos por la dura y a la vez interesante realidad.
Me entero de que el litio siempre produce nefritis intersticial, que en la mayoría de los casos es irreversible, y casi me da un patatús. A Pasteur le llegó una carta de un ginecólogo ruso en la que éste le decía que se había sorprendido mucho con sus hallazgos sobre las bacterias pero que se había sentido muy culpable cuando supo de las consecuencias que tenía no lavarse las manos apropiadamente antes de operar. Sentía que había hecho mucho daño con eso, con las infecciones y las muertes que había provocado. Cuando usted reciba esta carta, Sr. Pasteur, yo habré muerto por suicidio porque no puedo tolerar la culpa.
Los muchachos necesitan verse en alguien sólido y seguro. Así van armando su propio cuento y pueden salir armados y útiles a la realidad. Por eso hay que ocultarles las sonrisas por el candor, las cartas a Pasteur, y la sensación inquietante que produce el enterarse todo el tiempo que uno apenas sabe casi nada. Por eso quizás es que me gusta caminar en la noche. Porque es inquietante, porque no hay que experimentarse sólido y seguro, y porque de vez en cuando y como que no quiere la cosa, se ve pasar la sombra de un tipo igual a Pasteur en cuyos ojos se puede ver la sorpresa que producen los fieros destellos de la inquietante realidad.

sábado, 19 de abril de 2008

Me llega una invitación medio personal al V Congreso Latinoamericano de Médicos Escritores. Se hará en Santa Cruz de Triana, una ciudad fundada por don Antonio Manzo de Velasco en el XVI y que ahora se llama Rancagua, a cuarenta minutos de Santiago de Nueva Extremadura. Le doy un par de vueltas al asunto. En poesía no se pueden mandar mas de cincuenta versos, incluídos los títulos. Así es que, librados a su suerte, se enviaron estos dos amigos:



La nieve y la mujer mas hermosa de la tierra.


Afuera está todo nevado
los techos
los jardines
los cables eléctricos
los autos
el gran parque sobre el río está nevado
las aceras
los faroles
el césped.
La nieve es una pátina blanca sobre un mundo
que parece resplandecer.

A mi lado está la mujer mas hermosa del mundo.
Sus rizos rubios
los labios
los vellos pubianos
los pabellones auriculares
las líneas de su grupa
son los mas hermosos que alguna vez pudieran existir.
Cuando posa sus ojos sobre el mundo
lo cubre de una pátina que lo hace resplandecer.

La nieve y la mujer mas hermosa del mundo
tienen algo en común:
provocan un tremendo resplandor
y pareciera que fuese
el primer día de la historia.






La hija de Perséfone muere.


Una muchacha camina envuelta en los restos de su túnica desde el horizonte
deshecha por el negro viento que cruza huracanado
abandonada incluso por las negras sombras al amanecer.

Se detiene al borde del lago
mira con cansancio las hojas de loto que sobrenadan
los verdes destellos que despide la superficie del agua
las líneas de los cerros que a lo lejos se elevan y caen dejando abismos entremedio
su propio ombligo visto como perdición y a la vez como Omphalos,
la luz que viene de la nada.

Amartilla el mecanismo de la ballesta
tensa pensativamente la cuerda
dispone con exactitud la saeta
y luego
la pone sobre un tronco que la tormenta ha tronchado
la apunta hacia sí
y se prepara a dispararla.

Sin embargo, se detiene un momento
para ver pasar una formación de gaviotas
que ordenadamente cruza el cielo
en dirección a los lugares donde llevan a cabo su tierna cópula.

Luego
mientras la flecha corre hacia su corazón
recuerda.


Les deseo la mejor de las suertes.



El carro de Apolo surge de las aguas. Los caballos surgen de las aguas y después surcarán el cielo. Apolo, de espaldas, lleva las riendas y hará pasar el carro por encima del Palacio de Versalles, que se ve al fondo. Juro que lo ví pasar por encima del tejado, pero cuando miré las aguas estaban quietas, y no mostraban signos de que de allí hubiese surgido nada.

jueves, 17 de abril de 2008



Afueras del Museo de L'Orangerie, Plaza de la Concordia, Paris. Me moriré en Paris con aguacero decía el Choro Vallejo, el poeta peruano de Los Heraldos Negros. Tengo en la casa un libro en prosa del Choro acerca de la Rusia soviética, militante como era entero el Choro. En la fachada de un hotel en Paris hay un recordatorio de que allí vivió Vallejo. Por ahí tengo una foto suya, a ver si un día la pongo. Decía que moriría en Paris un día de Febrero, con aguacero y con los húmeros rotos. Y quizás ella, esta "gracia", le haya estado esperando a la entrada de donde estará ahora el Choro, sea donde sea ese lugar.

miércoles, 16 de abril de 2008


Museo Rodin, Paris. La escultura en grande de "las 3 gracias", como irónicamente se llaman en mi espíritu los tres personajes de Rodin que coronan sus Puertas del Infierno y que acusan y se duelen de las almas en pena que cruzan los portalones con rumbo a la eternidad del Infierno. Esta escultura está en los jardines del museo. Una de ellas aislada está en las afueras del Museo de Arte de Atlanta, hay otra igual en las afueras del Museo de Washington (me voy de nuevo a Washington a fines de abril, por cierto voy a ir a ver a esta "gracia" aislada), hay otra en las afueras del Museo de L'Orangerie en el Paseo de Las Tullerías, en Paris, y no recuerdo si hay alguna reproducción en el Museo Rodin de Filadelfia. No sé si hay más en otros lugares.
Alguien me contó que mientras Rodin estuvo vivo ninguna de sus esculturas se vació en bronce. Y que cuando murió aparecieron muchas reproducciones a partir de los originales en greda o yeso. No sé cuánto habrá de verdad. No me imagino el magnífico Balzac en greda. Rodin debe haber necesitado verlo en bronce para poder creer en serio lo que quieren creer los artistas: que le han hecho una mueca a la muerte. García Marquez ha dicho que los únicos que vencen a la muerte son los escritores. Horacio entró al lugar donde jugaban sus amigos y les dijo que había hecho un edicifio que duraría miles de años: un poema. Rodin era un artista impenitente y debe haber querido lo mismo que todos los demás. Debe haber amado el bronce.
"Las Tres Gracias" siempre me dejan pensando, pero nunca he sabido en qué. Por de pronto ahora, que he trasladado las fotos de un computador a otro, he vuelto a verlas y a recordar los bellos días de Paris y el bello jardín del Museo Rodin, sin duda una de las maravillas que, si uno puede, no se debería perder.

lunes, 14 de abril de 2008

A la entrada del Museo del Quai D'Orsay, en Paris, están sentadas estas señoritas, muy puestas en el rol, mirando hacia el infinito. Pareciera que fuesen de bronce, pero no estoy convencido, porque una noche que pasé por ahí no estaban. Se lo dije a los amigos con que iba, era casi la aurora, pero ninguno se encontraba verdaderamente en situación de contestar algo coherente. Al otro día me fui derecho a ver si estaban, y estaban ahí de nuevo, oteando el horizonte como si Paris fuese a quedar incluso después de la implosión del Universo.
La de la izquierda, en primer plano, pestañea si uno se la queda mirando fijo. Hay otra a la cual se le mueve la cimera si uno le dice algo soez al oído. Es la tercera de izquierda a derecha. La última es impertérrita: hágase lo que se le haga, no es posible arrancarle ni un solo gesto. Hay otra que responde con un suspiro, pero, como decía García Lorca en el Romancero Gitano, por hombría no puedo decir su nombre. En fin: parecen de bronce pero en realidad están hechas de suspiros.
El museo también vale la pena.

miércoles, 9 de abril de 2008

Tornasol

Ahora no le escribo a nadie. No le escribo a alguien del pasado ni del futuro. No le escribo a nadie alojado en alguna zona del inconsciente. Ni a un posible lector. Ni a una araña, ni a una sucesión de fantasmas ni a una mascota ni a la vida ni a algo en el inmenso anaquel de la memoria. Tampoco le escribo a un estilo, a una ficción, a una manera ni a un horizonte. Y menos aún a una fantasía idealizada.
A nadie.
Sonrío con cualquier cosa. Ayer me desternillé de la risa con las peripecias de un simpatiquísimo paciente que me contó cómo se metía en un problema detrás de otro como si los anduviera buscando. En realidad no "como sí". Los anda buscando, tan solo que no lo sabía. Nos reímos a mandíbula batiente con la conclusión.
Le recomendé que no le escribiera a nadie.

lunes, 7 de abril de 2008

Cambio de computador. De un Asus que pesa 1,4 kgrs., livianito y cordial, me paso a un HP Pavillion tablet, o sea puedo escribir con un lápiz en la pantalla, que gira. Sale una maravilla, entra otra. Mmh. Me suena.
Ayer almorcé en el Mare Nostrum de Príncipe de Gales. Muy recomendable. Excelente comida peruvian. Un poco lento no más pero sirvió para conversar y reír. Pulpo en aceite de oliva, corvina en frutos del mar, vino blanquísimo (chilenito). Lugar: un siete.
La Ilíada me sigue alucinando. También el viejo Ezra, en el cual avanzo poquito a poco. El cielo está resplandeciente. Se ha limpiado. Tanta cosa que viene bien en la vida, los amigos, la risa, la ilíada y los cielos que se limpian...



sábado, 5 de abril de 2008

Croquera, 5/4/08

De nuevo he comenzado hace unos días atrás la hermosísima "Ilíada". En la Tercera Rapsodia, Helena describe a Príamo a un guerrero que éste ha divisado en la llanura: "Es el poderosísimo Agamenón Atrida, buen rey y esforzado guerrero, que fue cuñado de esta desvergonzada, si todo no ha sido sueño".
Si todo no ha sido sueño. Todo, en realidad, ha sido sueño. Al final de los días supongo que uno mira hacia atrás, adelante solo está la negrura, y todo no ha sido mas que sueño. Comparado con la eterna negrura, todo no es mas que alado sueño.
Compongo ahora, antes de anotar en esta croquera, un corto poema, "Sirocco", para "Rocas y vientos", un libro que describe el amor antes de la aparición de lo vivo, como parte esencial del cosmos. En "Sirocco" los dioses de ojos de lechuza están estacionados sobre la llanura y el sirocco, el viento que viene de África, es una cálida túnica que los envuelve aún antes de que aparezcan los rosáceos dedos de la Aurora.

miércoles, 2 de abril de 2008

El Sábado me fuí al río Maipo, que corre entre cerros gigantescos, y lo bajamos haciendo rafting. Adelante a la derecha voy yo, casco verde, y a la izquierda, casco blanco, el Cucho. Atrás van el Bruja y sus dos hijos, el Benja y el Tommy, que viven en Cardiff, y el Cristóbal y la Cata. Bajamos haciendo un equipo espectacular. Cuando pasabamos un rápido había que levantar los remos y hacerlos chocar en lo alto en medio de un griterío salvaje. Estuvo buena la bajada, duró aprox. hora y media, terminó cuando ya hacía frío en la montaña.

Al día siguiente subimos a caballo hasta un glaciar en el Cajón del Maipo. Dos horas por senderos que ascendían por las laderas de los cerros, con bordes que a ratos caen cientos de metros garganta abajo. Veinte caballos, una compañía gratísima y alegre. Aquí se ven algunos, alucinados con la dureza de las rocas, la limpidez del cielo y el viento.



El paisaje era como éste. Dos horas por una paisaje que sobrecoge. El viento ulula y la roca está viva. Los colores de los roqueríos son como sangre, la sangre de las rocas y los riscos. Los cerros parecen guijarros que hubiesen caído de los bolsillos de Dios. Producen una sensación de soledad y fiereza que no tiene nombre.


Y este es el glaciar. Hermosísimo, atenazado por formaciones de piedra de tamaño cósmico, es como una gota de eternidad que estuviese amarrada a la tierra. Hay una laguna en cuya superficie flotan pedazos de hielo que se han desprendido y que se deshacen lentamente. Atrás, el murallón de hielo glaciar se ve pequeño pero es inmenso. Está a 2.300 mts. de altura y se nota. Y el cielo.
Buen fin de semana. Terminó con un asado hasta altas horas del vespero en una casa de descanso. En la noche, al volver, habían dos estrellas que veía cada vez que miraba el espejo. Tal vez fuesen mis ojos de ese día.