sábado, 2 de febrero de 2008

Gerbeaud, el café en la Plaza de Budapest mencionado en las guías como el mas elegante de Europa. Galano, gentil, con el acento barroco preciso para ser delicado y sobrio, parece un lujoso barco de línea estacionado en una playa remota. Entramos sonriendo, fulgurados se podrá decir, llenos hasta las barbas de las exquisitas calles de Budapest, la diosa a medias europea y a medias asiática que flamea como si estuviese encendida con aceites de oriente, y nos extasiamos con el interior del Gerbeaud, fascinante hasta en sus mas mínimos detalles.



Pesados cortinajes en sangre y oro, lámparas con lágrimas de cristal, mesitas de patas retorcidas hechas en maderas nobles, alfombras granate, servicio muy educado... uno no quisiera irse nunca de ahí.



Ibamos con la Valentina, una chilena que estudió Medicina en Budapest, que traducía las sugerencias que hacía la húngara que nos atendió. Café capuchino, una torta que se deshacía en la boca que nunca supe de qué era, agua de soda, y el ambiente del Gerbeaud, al cual alguna vez, mas pronto o mas tarde, tengo que volver.



1 comentario:

luciérnaga dijo...

Es tan extraordinaria la descrip-
ción que dan deseos de poder visi-
tar ese café.
Un abrazo.

L.