martes, 19 de junio de 2007

Jorge, uno de los tipos mas espectaculares que he conocido el último tiempo, tradujo del francés este bello texto. Me dice que "corresponde a una “carta” que un personaje llamado Ludingirra dirige a un correo encargándole entregar el mensaje a su madre que vive en Nippur. El texto fue recopiado posteriormente en varios idiomas de la época (hitita, akadiano) como ocurría con los grandes textos del idioma sumeriano". Jorge lo tradujo del francés conservando la frescura y el aroma del idioma original, y me cuenta que estaba escrito en "una placa de greda cuyo alto es de 10,4 cm. y ancho de 5,4 cm., de espesor de 2,9 cm, encontrada en la Mesopotamia y datada del tercer milenio antes de Cristo". Es un hermoso canto a las madres.




Oh mensajero real toma la ruta
parte en este largo viaje
No importa si mi madre está despierta o duerme
Ve derecho a su casa

Si no conoces a mi madre la reconocerás por los siguientes signos.

Su nombre es Sat-Ishtar, mi madre es como una luz brillando en el horizonte.
Es una gacela de la montaña,
estrella de la mañana que brilla al medio día,
piedra preciosa topacio de Mahrashi,
tesoro digno del hermano del rey.


Mi madre es la lluvia del cielo,
el agua para las mejores siembras,
un jardín de delicias llena de alegría,
un canal que lleva las aguas que fertilizan,
un dátil azucarado.


Mi madre es una princesa
una canción de abundancia,
una palmera perfumada,
un frasco lleno de perfumes.


Cuando por estos signos la reconozcas
y cuando ella esté reluciente delante de ti
dile
"Ludingirra tu hijo bien amado te saluda".



Perseguí a Jorge durante un par de semanas para que me regalara este texto. Comprenderán por qué.

3 comentarios:

v dijo...

Perfectamente comprendido. Afortunadísima Sat-Ishtar, pervivir así en el recuerdo de su hijo, no sabría decir cual es la frases más bella que utiliza para describirla.
Gracias por el regalo

0º Latitud Sur dijo...

Madres.... eso es... esas heroínas... que sin hacerle daño a nadie se encaprichan en traernos al mundo, a un mundo lleno de hijos, lleno de madre, lleno de vínculos heroicos que uno jamás podrá dejar de cargar. Cuanto me pesa tu amor...madre, la única culpable de que yo no pueda vivir sin tí.
Gracias por recordarme que existe un amor más allá del desierto...

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

Lindisima, gracias por compartir tan bellas palabras, universales y eternas...