domingo, 30 de diciembre de 2007


Para limpiar un poco la cosa y empezar bien el año, estoy leyendo a Ernesto Cardenal y a Kahlil Gibran, las cartas de amor de Gibran a la mujer de su vida (con la que nunca hizo pareja) y una antología de Ernesto escogida por él mismo. Asi me entero de sopetón que el siguiente cántico de amor, conocidísimo, es del nicaragüense:


Al perderte yo a tí tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo mas amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a tí
pero a tí no te amarán como te amaba yo.


Parece que era un intenso amador don Ernesto.Y términó de cura, a cargo de una misión en una islita, Solentiname. Oigan esto:


Muchachas que algún día leáis emocionadas estos versos
y soñéis con un poeta:
sabed que yo los hice para una como vosotras
y que fué en vano.




Estaba en el montículo sobre el cual se yergue el Castillo de Praga, y disparé la cámara al vuelo. Miren lo que salió.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Entra y dice “No va mas”.
No va mas. En fin. Se veía venir. Estaba borrascoso tirando a temporal desde hacía un tiempo, pero nadie habría sospechado que iba a ser así. “Aprovechando el cambio de año” dice, “así es que a liar los bártulos y largarse de aquí”. Nos miramos un poco sorprendidos, pero los que lo conocemos, los que lo hemos visto liar bártulos antes, sabíamos que no era ni broma ni un impulso agitado rompiéndole el pecho. Había que liar bártulos.
Así es que aquí estamos juntando las cosas, echando las fotos del escritorio en una caja, quemando papeles, aliviando los cajones de tanta cosa que se va acumulando.
Entremedio nos fumamos un cigarro en el patio. Julio me dice: “¿Donde iremos a parar ahora?”. Creo que da lo mismo, le digo, siempre hay algún patio donde fumarse un cigarro. “Sí, pero ya nos habíamos acostumbrado a este”. “Quizás demasiado” le digo, y le doy una larga pitada al cigarro.
La Fernanda entra a mi oficina y me deja, sin decir palabra, una foto. Es la de un aniversario de la oficina. Estamos todos felices, hay brindis, serpentinas y challa. Sonríe pero está triste. Tal vez deje el equipo, tiene otras ofertas y desde hace un tiempo parece que quería cambiar de aire. Hace unos días le pregunté qué pasaba. “Al jefe se le secaron los ojos” me dijo. “Es como si estuviera haciendo la cosas porque hay que hacerlas no más”. Es cierto. Fernanda necesita más que eso. Necesita magia. Y aquí ya no quedaba. Le pregunté si lo que le ofrecían es mas en plata. Miró por la ventana, dejó pasar unos segundos, y dijo “Es menos. Pero es mucho mas en otras cosas”. “¿Cómo en qué?” le digo. “¿Cómo en certezas, en sueños... No sé. Pero lo de la plata da lo mismo” dijo.
Gabriel se demora poco en hacer sus cosas. “Siempre listo para partir” dice. “Mhh...” le digo. Gabriel es un tipo especial. No se hace problema con nada. Un temporal es un temporal y nada mas. Mañana o el mes que viene va a estar despejado. Por suerte existen tipos así. Yo miro por la ventana y no sé qué hay mañana. Echo cosas en desorden a las cajas. Liar bártulos. Ya me estoy acostumbrando. Tal vez a la próxima deje las cosas sin sacar de las cajas, o saque algunas no más. Lo que sí tiene que haber es un patio. Tiene que haber un patio. Qué sería de la vida sin los cigarros. Permiten concentrarse un rato en el humo y entonces parece que lo que hay ahora fuese para siempre. El jefe sabe esto. Aunque no fuma, siempre consigue trabajos donde hay un patio.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

La Navidad en Praga. Arbolitos de luces, ángeles anunciadores de la Paz de luces azules, la Plaza de Praga iluminada y luminosa. Praga, la hermosa y nostálgica Praga sonriendo, como sonríe la gente de Bohemia, al recordar al mas extraviado de todos, que dijo que el amor es, en realidad, por sobre la muerte, la única certeza que tenemos.





jueves, 20 de diciembre de 2007

BUDAPEST.

Estas son exquisiteces de Budapest, la tercera ciudad imperial de la Europa central. Hacía de frontera con Asia, lo que se nota en la estética y en el espíritu, aunque nunca dejó su raíz enteramente europea. Nótese, por ejemplo, el Puente y el Bastión.

Puente de las Cadenas, en la inmensa noche de Budapest. Une las ciudades de Buda y Pest, y por allí han cruzado, de ida y de vuelta, los ejércitos que van o vuelven del corazón de Asia.

El Danubio en la noche. Las riberas de Budapest. Pareciera una mujer que hace ondear su falda en el agua.

El Bastión de los Pescadores. Mas que guarnecer a Budapest de los ejércitos extranjeros, pareciera guarecerla de los caprichos del cielo.

Esta escultura es sobrecogedora: zapatos (de hierro) en el borde del Danubio. Los nazis mataban aquí a los judíos, después de sacarles los zapatos, y éstos caían al río descalzos. Con un poco de voluntad se puede oír los disparos y el desgarramiento de las personas a las cuales se les arranca la vida.

Los nazis. Esta escultura es para que nunca nadie se olvide de los nazis.



miércoles, 19 de diciembre de 2007

Rayé la papa un rato con la Edith Piaf. Nada biográfico, quizás tan solo recuerdos atascados pugnando por salir de alguna manera, por vicariante que fuese. Una noche me encontré con el Jorge. Cenamos juntos y me dijo que conocía la canción que mas me guataba y que me iba a mandar una traducción suya. Él vivió en Paris mucho tiempo, donde se formó y ejerció como psiquiatra. Conoce los tonos y las texturas del francés. Bebimos a la salud de la Piaf y cantamos a voz en cuello (yo mas bien siguiendolo en sordina, toda la sordina que se puede esbozar con media botella de tinto metida ya entre pecho y espalda) y miramos el cielo de Santiago, que es distinto al de Paris. Aquí está "Non, je ne regrette rien", no me arrepiento de nada, la canción de amor del Gorrión de Paris, una mujer que, después de ser azotada por la vida, ya venía de vuelta de mucho cuento de esos que si no se desenvuelven, lo enredan todo.




Non, je ne regrette rien

Non! Rien de rien ...
Non ! Je ne regrette rien
Ni le bien qu'on m'a fait
Ni le mal tout ça m'est bien égal !

Non ! Rien de rien ...
Non ! Je ne regrette rien...
C'est payé, balayé, oublié
Je me fous du passé!
Avec mes souvenirs
J'ai allumé le feu
Mes chagrins, mes plaisirs
Je n'ai plus besoin d'eux !
Balayés les amours
Et tous leurs trémolos
Balayés pour toujours
Je repars à zéro ...

Non ! Rien de rien ...
Non ! Je ne regrette nen ...
Ni le bien, qu'on m'a fait
Ni le mal, tout ça m'est bien égal !
Non ! Rien de rien ...
Non ! Je ne regrette rien ...
Car ma vie, car mes joies
Aujourd'hui, ça commence avec toi !


No, yo no me arrepiento de nada

No, nada de nada
No Yo no me arrepiento de nada
Ni el bien que me han hecho
Ni el mal todo eso me es igual...


No, nada de nada
No Yo no me arrepiento de nada
Está pagado, barrido, olvidado
Me da lo mismo el pasado

Con mis recuerdo prendí el fuego
a mis penas, mis placeres
No tengo necesidad de ellos
Barridos los amores,
y todos su temblores
Barridos para siempre
Recomienzo de cero


No, nada de nada
No Yo no me arrepiento de nada
Ni el bien que me han hecho
Ni el mal todo eso me es igual
No, nada de nada
No Yo no me arrepiento de nada
Porque mi vida, porque mis alegrias
Hoy dia eso, comienza contigo







Budapest, a la entrada del funicular que sube al Bastión de los Pescadores, con el Pedro, magnífico ídolo de multitudes.

viernes, 14 de diciembre de 2007

La semana ha sido un poco dura. Creo que fue Joffre, el general francés que defendió Paris en la guerra del 14 ("esa sí que fue guerra, no como las otras, que no valen la pena" diría Brassens...) quien dijo, acerca de la línea del frente de que disponía en ese momento, algo así como "el centro está hecho pedazos, el flanco izquierdo está destruído, del derecho apenas quedan jirones... ¡es el momento preciso para atacar!...".
Joffre. Hay una calle en Santiago que lo recuerda. Se llama General Jofre. Así. Jofre. Como Jofré, el apellido español con acento en la e. Quizás sean así los recuerdos. Se comen algunas letras y lo que queda es indescifrable para los demás, y para uno mismo se desfiguran.
Joffre. Es el momento preciso para atacar. La semana ha sido pesada. Después de la embriaguez de Praga y Budapest, doblemente pesada. Miro el flanco izquierdo: jirones. El derecho: jirones. El centro: apenas unos pocos que resisten tercamente, plantados contra todo lo que venga de todas maneras.
Es el momento preciso para atacar.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Anoche escuché una canción bellísima, del CD de una amiga, la Mónica de Pablo. Una estrofa decía:

Le regalé una paloma
al hijo del carcelero
dicen que la dejó ir
tan solo para ver el vuelo...

martes, 11 de diciembre de 2007

Mañana: delantal, policlínico. administración. Banco. Almuerzo: un sandwich a la carrera con dos cajitas de leche, una sabor frambuesa y la otra sabor chocolate. Tarde: entrevistas con 13 personas (pacientes). Noche: redactar un par de temas pendientes de urgencia, ir a buscar al Cucho a las 12.30 de la noche a la casa de un amigo. Muerte.
Llegué, y se nota. Ayer no miré el cielo en todo el día. Ni hablar de contemplación. En el avión de vuelta volví a leer "El último encuentro", el bellísimo libro de Sandor Marai, el escritor húngaro mas brillante de la segunda mitad del siglo XX. Me dejó, como cuando lo leí la vez anterior, en un estado de éxtasis. Que, por supuesto, no soportó la avalancha de la realidad.
Todo el mundo en Santiago "vive" así. A ver si hoy alcanzo a mirar el cielo. El cielo de Santiago de Nueva Extremadura que, cuando ha llovido, es uno de los cielos mas bellos del mundo. A la hora de almuerzo tengo una reunión. Enhorabuena: podré almorzar sin ir corriendo. De todos modos, ya estoy pensando en la próxima huída. De seguro Washington en Mayo. Espero que antes sea Sudáfrica en Marzo. Praga está asegurado en Septiembre. Algo mas se tendrá que hacer para sacar bien el 2008. Mientras tanto, bien, un día de estos voy a mirar el cielo.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Una gaita y un tambor. Envolviendo el aire de la plaza de Budapest, una gaita cingara y un tambor. Llenan la atmosfera de un ritmo hipnotico y alucinante. Me pierdo en las nubes del cielo y en las de mi corazon.
Hay gaitas en Escocia, en Galicia y en las llanuras hungaras. Son bastante parecidas. Pero suenan muy diferente.
Las gaitas escocesas cantan para entrar en los cielos en disposicion de parada, epicas y gallardas. Las gaitas gallegas buscan el orden y la alegria y hacen danzar. Hay tambien gaitas en Irlanda, celtas por cierto, que van de lleno a la poesia y al ruido del mar.
Las gaitas magyares hacen entrar en trance, hipnoticas y alucinantes, como si perderse en el extasis fuese el destino. Perderse en el polvo del destino, y amanecer un dia en el cielo y otro en el infierno. Como el destino de los pueblos eslavos.
Me pierdo en el extasis un rato y me dejo llevar. El cielo y el infierno quizas sean patios distintos de un mismo lugar. Despues compro vino caliente. Hace frio, un frio despiadado, pero el vino lo hace huir. Brindo con los amigos y al frio no le queda otra cosa que desaparecer. En silencio, brindo por las gaitas magyares, por el cielo, por el infierno, por los amigos y tambien (por que no) por mi alegre y exultante corazon.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Ayer llegue a Budapest, la hermosa aunque decaida Budapest. Estuve paseando por el resplandeciente Puente de las Cadenas, por la estupenda Plaza de los Heroes, y termine en la noche en el Karpatian, un restaurant de comida magyar donde se come sopa de gulash y ganso asado. Ahora en la manana me voy a un city tour y despues (nada puede ser perfecto) a un congreso de psiquiatria. Hay cosas peores.
Budapest es una mujer que llora. Ha caido en desgracia despues de ser una princesa. Ha pasado lo mismo por donde hallan estado los rusoskis parece. No tienen buena mano los ivanes. Aqui se ve a la gente triste y a la ciudad caida. Con arrestos de princesa, eso si, no se puede negar. De maravillosa princesa que ha resplandecido.
A ver que mas trae. Budapest.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Maravillosa. Praga es maravillosa. Produce un estado de exaltacion serena que realmente se disfruta. Algunos la han confundido con la melancolia, pero no, es una bella exaltacion que no produce turbulencias.
Miro y miro el cielo. Es invierno y las nubes son rosadas y grises y hacen sonreir. Se siente bien Praga. Es una exquisita ciudad. Ando contento y sereno. Excelente combinacion. Paso a contestar correos y anoto este par de letras para dejar constancia de mi estado de animo, que no se si se podra reproducir en otro lugar.
Praga. Altamente recomendable. Praga.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Sorry: de nuevo los tengo que dejar solos. Me voy a Praga y Budapest. Si, ya sé: la vida es una soberana porquería. Estoy totalmente de acuerdo. Pero hay que tratar de ir al centro de la porquería y beberla toda de una buena vez. Por eso me voy a dar una vuelta a estos lugares espantosos.
De todos modos voy a echar de menos. La risa de los amigos. El sol que se esconde detras de los cerros que se pueden ver desde mi oficina. El olor de la noche cuando voy llegando a mi casa. Ciertas sombras. No puede hacerse otra cosa que echar de menos semejantes incidentes.
Pero hay que plantar cara a la vida y dar guerra. Asi es que por eso me voy a Praga y Budapest. Se hará lo que se pueda por mantener en alto el honor de la nación chilena. Al menos eso se puede decir con certeza. Saludos a cada cual, compañeros. Yo me voy a inmolar.

domingo, 25 de noviembre de 2007

De casualidad ahora en la tarde me encontré ésto. Es de un gringo. Por el tono supongo que debe ser de la zona de Los Angeles o de por ahí por la bahía de San Francisco. No salían muchos datos en el librito. Se llama Carl Lugone. Este texto me llamó la atención.



Escombros.


Recojo la basura
al amanecer
mientras la aurora se asoma
tras las cimas
de las montañas lejanas.

Pedazos de servilleta, vasos
botellas de plástico, bolsas de nylon
restos de carne y pescado
verduras
legumbres
incluso algunas plumas de ave
unas lapiceras
unos discos rotos
un aparato de radio que está descuartizado.
Van a dar a un montón de escombros
al fondo del patio.

En otro patio
voy echando
fotografías, recuerdos que no sirven
olores cuyo origen se ha perdido, luces
nubes de otra aurora, quizás donde, vómitos
aromas, dolores
en fin
un montón de cosas que han pasado
y que han entrado por mi garganta y por mi piel
y que también
no son otra cosa
que escombros.
Pegado con la Edith Piaf. Miro como su voz hace vibrar el cielo, a pesar de que está muerta.
El Gorrión de Paris. El Gorrión del Cielo.







Los "bouquinistes", vendedores de libros y de baratijas en el borde del Sena. El Paris de la Piaf.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Oyen su voz. Oyen los pasos que se pierden en la hondura de la noche. Oyen los crujidos de sus sueños y el batir de las alas de las luciérnagas. Oyen el parpadeo de sus ojos. Oyen el rozar de los granos de arena, unos contra otros, movidos por el viento. Oyen el crepitar de sus células nerviosas. Oyen los latidos de su corazón escondido en el fondo del pecho. Oyen el silencio de la nieve.
Después rompen en una canción. Una canción de tono agudo que hace tremolar las nubes y vibrar las capas mas altas de la atmósfera. Por eso la canción hace llover, y la lluvia que cae sobre la tierra se reúne y toma la dirección de los mares surcando por los valles y desfiladeros, obsesionada por las profundidades mas abisales. La canción parece perderse en el cosmos y diseminarse por la Vía Láctea entera. Mas allá se pierde.
Antes de perderse aparece en el inconsciente, aparece en los sueños. Allí se condensa y se transforma en voces y sonidos, los que después se convierten en canción, y se repite el ciclo, una y otra vez, como el agua que surca los desfiladeros y hace que se transformen en sueños.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Entra un troyano a mi PC. Me disloca el teclado de modo que lo que escribo es irreconocible y no tiene significado. Escaneo con un antiviral actualizado al minuto y las cosas siguen igual. Un segundo antiviral y sucede lo mismo. Llamo al técnico, un tipo que me ha salvado de varias satisfactoriamente, y no encuentra nada. Se mete al BIOS del computador (¡!...) y desacopla un par de cosas, con lo cual el teclado vuelve a funcionar. Dice que no era un virus. Se va y media hora después estoy exactamente donde había partido. Estoy solo en el universo y el asunto depende de mí. Estoy seguro de que es un virus porque el comp está raro, huele mal.
En USA compré un tiempo atrás un CD con un limpiador de espías. Lo instalo, lo actualizo y lo echo a correr. Y ahí aparece. Un troyabo oculto en un archivo de sistema, despidiendo mierda suavemente.
Es un placer apuntar y disparar. Lo hago polvo. No quedan ni siquiera fragmentos. Recorro los campos del computador, lo huelo, y ahora se comporta tan admirablemente como siempre, a salvo de las excretas que lo atosigaban y lo hacían entorpecer. Escribo un rato, por puro placer, en "Uno", una nouvelle que se está escribiendo solita, por ratos, y con ninguna otra intención que soltar la mano. El PC se comporta como un alazán que hubiese dejado atrás un mal sueño.
Tanto troyano que anda por ahí, y no solo en los PC.

sábado, 10 de noviembre de 2007



Cada vez que voy a una ciudad, embargado por su espíritu, suelo escribir algo que me lo recuerde para siempre. Esto es lo que quedó de Viena en mi corazón. Por cierto, no es en absoluto literal. Es apenas un soplo.







Mujeres que aparecen de la nada


(En honor a Pablo A.)


Al doblar la esquina
bajo las sombras de los edificios
o sobre los espejos
o reflejadas en las grandes vidrieras
o en las alfombras de los palacios
o los pasillos del Metro
o en los café al borde de la calle
bajo las cornisas
a los lados de doseles y cortinajes
ante las nubes
ante los edificios imperiales
y los parques
y los siglos,
en Viena
las mujeres aparecen de la nada.





Esta es una muestra de la arquitectura de Viena. Largas y estilizadas formas que parecen provenir del fondo de la cultura occidental. Ah, la iglesia que está atrás... no me acuerdo cómo se llama...


lunes, 5 de noviembre de 2007


Vista desde la Fortaleza de Salzburgo. Los rayos del sol se cuelan por entre las nubes.




Y el mítico Dunau, el Danubio.


domingo, 28 de octubre de 2007

Despierto temprano. Después del café leo a uno de mis favoritos, Li Po. Este es uno de los poemas que mas me gustan:


Bebo en el Monte del Dragón (Jiu Ri Long Shan Yin)

El noveno día bebo en el Monte del Dragón
las flores amarillas se ríen del exiliado
Borracho, veo como el viento se lleva mi gorro
y me quedo bailando con la luna.


Li Po se llamaba a sí mismo "el exiliado". Después de ser poeta de la corte del mandarín, su espíritu revoltoso lo hizo implicarse en una conspiración y lo desterraron. No pudo llegar a su destino porque sus amigos en cada aldea le hacían una celebración que duraba días, y estaba en camino cuando llegó la noticia de que se le levantaba el castigo. Se devolvió y pasó lo mismo: de fiesta en fiesta. Murió ahogado una noche en que, yendo en bote en un lago, trató de abrazar a la luna que se reflejaba en el agua.



Esta es la hermosa glorieta del Palacio de Schönbrun, en Viena. Atrás, el sol se esconde.


Y este es uno de los estanques del Palacio. Se vivía bien en Schönbrun. Al estilo imperial.

viernes, 19 de octubre de 2007

Entremedio algo muy latero: el museo de Freud. Lata por los cuatro costados. Divan, libros, reverencia. Yo, el super reverente... Por suerte en la noche he ido la Escuela Espanola de Equitacion, que es una maravilla, y que me quito el gustito intelectualoide de don Segismundo. Acabo de comer costillitas en el Chattanooga, espectaculares, y ahora, hecho pedazos despues de dar buena guerra una semana entera, me voy a dormir. Necesito conseguir puchos. Ojala encuentre. Las conversaciones hasta el amanecer lo ameritan. Por cierto, llegando voy a morir: tengo que dormir algo antes de empezar de nuevo enchufandome en la vida de Santiago de Nueva Extremadura. Bien Viena, me deja un recuerdo espectacular...

jueves, 18 de octubre de 2007

Hoy me vine a Salzburgo, hermosisima y augusta. La casa donde nacio Mozart y la casa donde vivio. El Castillo encima de la colina. La Catedral. El Palacio de Mirabelle. Los jardines. El funicular. Las calles bellisimas y amables. Los rayos del sol colandose por entre las nubes grises. La atalaya. La musica de Wolfgang Amadeo, el loco. Vale la pena Salzburgo, no cabe duda alguna.
Me voy ahora al tren, dos horas y media a tres horas hasta Viena. La noche de Viena es exquisita, gente tocando en la calle musica de lujo, cerveza, risas... Bien Austria, muy bien. Pensaba irme a Italia, pero me quede por la buena onda. Me voy el sabado, llego el domingo, de seguro voy a estar raja. Me comprometo con el Pablo, mi socio de viaje, a hacer un diario al cual le vamos a agregar fotos escogidas. Por una vez lo vamos a hacer, espero que funcione, varios viajes se han ido por el resumidero de la memoria por falta de recuerdo.
Saludos a todos, suerte. El tren ha dado un pitazo y tengo que correr.

martes, 16 de octubre de 2007

Hoy estuve en el castillo de la princesa Sissi, no se como se escribe y mas encima el teclado esta en aleman asi es que no se poner acentos... No tengo como subir fotos... Viena es de otro mundo: estuve tambien hoy en una exposicion del Ticiano (no esta la ceta), ayer pinturas de Signac, Monet, Picasso... etc. etc. etc. Estoy casi en semi embriagues. Teclado de mierda... de aqui me voy a comer kebab en la calle, son las 8 de la noche y despues me voy al Danubio, bote nocturno...
En fin. Life is hard... Saludotes a todas las amistades y que el Altisimo los guarde...

miércoles, 10 de octubre de 2007

Bueno, sorry, los dejo solos. Me voy a Viena una semana. Espero disfruten la soledad...

lunes, 8 de octubre de 2007

Visa para un sueño.

Oigo al amanecer a Juan Luis Guerra: "Visa para un sueño". Mientras mi cuerpo danza, pienso que hay visas de residencia, visas pasajeras, visas eternas y visas que expiran. También hay sueños en las mismas categorías.
Guerra es un superclase: canta como si estuviese a la espera de la visa. Sintiendose curioso por el tipo de visa que le va a tocar en suerte. Mientras tanto canta y su canto hace danzar mi cuerpo al amanecer mas allá de lo que pasa por mi mente, mas allá de mis recuerdos, mas allá de mi lugar en la fila.

viernes, 5 de octubre de 2007

Barnacle

Leo las "Cartas de amor a Nora Barnacle", la compílación de las 64 cartas que se conservan de la correspondencia enviada por James Joyce a su esposa Nora, una (quizás)pelirroja de Galway mientras vivía en Italia ganandose la vida.
Son estremecedoras. Aparecen los dos Joyce, que son los dos seres que hay en cada hombre: el ardiente ser carnal, el fauno, y el poeta que se asoma al Parnaso, el alucinado por los cielos. Joyce se propuso con valentía escribir absolutamente todo lo que pasaba por su mente, e intenta cumplir con esa norma hasta el extremo, por lo cual estos dos seres aparecen en toda su majestad y magnificencia.
Nora no le va en zaga. Por lo que se entrelee, ella también entregaba hasta el fondo de su experiencia y se la presentaba a Joyce del modo mas ardiente, buscando en el fondo de la olla para raspar sin miramiento alguno, y sin mas tope que intentar algo de delicadeza. Supongo que Joyce no habría sido Joyce sin la Barnacle.
El editor dice que Joyce intentó conocer a otro ser y sumirse en él (ella) mas allá incluso del amor y del odio, de la pasión y el remordimiento. Yo creo que no fue Joyce: fueron ambos. No sé si la Barnacle estuvo a la altura de Joyce o si fue al revés, o si ambos tuvieron la suerte de que en su vida encontraron el milagro que a veces se produce, que dos seres que vienen de otros mundos se encuientran de pasada en éste. Lo que haya sido, no he podido dejar de sonreír quedamente mientras frente a la pantalla pienso en la cara de cada cual recibiendo la carta del otro, como mensajes de un mundo luminoso que cae como cascada de palomas, y que hacen que el hecho de que ocurran milagros sea enteramente natural.

martes, 2 de octubre de 2007



Hace rato que ando pegado con el amor entre las rocas y el viento. El amor antes de que aparezca la vida, que supuestamente es el soporte del amor. El resultado del amor entre las rocas y el viento son los granos de arena y las aristas y las anfractuosidades de las rocas.
Será un largo poema que tiene que terminar quizás con el ulular del viento y el crujido de las rocas. Hace un par de días apareció esto escrito en la croquera destinada a guardar los borradores de ese poema. No se qué significa.


Eres una sucesión de vacíos en movimiento
que deja espacios entre sí
ocupados por materia inmóvil

Vacíos semejantes al fulgor de la blanca luna
y al silencio del hielo

Vacíos que estarán después
en otro punto del Universo
o que permanecerán eternamente
en el mismo lugar

Que parecen una vorágine
consumiendo la fragilidad de la materia y la energía
y que después se funden en un solo infinito vacío
en el cual
desaparece el universo

Te llaman de miles de maneras
Yo te llamo”sucesión de vacíos en movimiento”
y te puedo ver
en el quebrarse de las rocas
y en la espiral que en el viento
hacen los granos de arena
mientras se elevan
hacia los cielos.

martes, 25 de septiembre de 2007

PUTAS TRISTES

El viernes vimos en el espejo unidireccional (polarizado) a una prostituta de cerca de 50 años. Venía porque quería cambiar. Procesar sus dolores y cambiar de manera de ser y así buscarse otro camino. Tenía un hijo, circa treinta, profesional, que no sabía pero sospechaba la vida de su madre. Mirabamos a través del espejo y oíamos sobre la tragedia que la condujo a hacer la vida que llevó.
Era una mujer trágica. Sobrellevaba la existencia con una intensa sensación de resignación y fatalidad. Parecía sonreir a pesar de cualquier adversidad, por feroz que ésta fuese. Sonreía también al entrevistador. Detrás del espejo había un silencio sepulcral. Yo tenía una garra en la garganta.
La Ale, mi compañera en psicoterapia, de pronto agachó suavemente la cabeza y me musitó: "Una puta triste". Asentí. Recordé a García Marquez y sus putas tristes. Recordé miles de dolores a los que he asistido y me pareció que éste, el de las putas tristes, puede ser uno de los mas desgarradores. La mujer contó que una vez su hijo, a los 10 años, le había dicho "¿Qué sacamos con tener de todo si tenemos que andar con la cabeza gacha?" Bajó la cabeza. Nosotros también.
Al salir respiré una bocanada de aire. A fin de cuentas, todos tenemos algo de puta triste. Y de un montón de otros personajes además. Solo que anduvimos con suerte y pudimos darle la pasada al primer plano a personajes menos patéticos. Miré un árbol gigantesco que hay en el pasillo y que apenas se nota. Tiene unas ramas sarmentosas y tupidas por entre las cuales pasan los rayos del sol. Hice en silencio un brindis por las putas tristes, las que hay en el mundo y las que hay en el universo de cada cual, y ví entonces como, a través de mis ramas sarmentosas, pasaban tímidos rayos de sol que dejaban sombras en el suelo, las que después me seguían hacia cualquier lugar donde enfilara.
(Dedicado a Frank Nicotine)

sábado, 15 de septiembre de 2007


Días de vacaciones. Vienen bien. Está agitada la vida, y eso que no alcanzo a hacerme de todos los hilos y apenas atiendo a los que conducen a algún incendio. El resto... que sea lo que Dios quiera.
Por ahí el viernes tuve que irme de verso, un brindis en el hospital con todo el equipo, un equipo espectacular de gente buena onda super trabajadora. El verso tuvo que ver con las fiestas y salió que la Patria no es una tierra ni los límites de ella sino los ojos con que se cruza uno cada día en el pasillo o en la consulta o en el auditorio, los ojos con que se van hilvanando los pequeños cariños y los grandes amores. Esos ojos son la Patria y por eso, compañeros bla bla bla bla. Salú. Todo el mundo levantó la copa hasta el cielo y por un momento parecía que la suma de los cristales de las copas eran todas una inmensa sonrisa. Me parece que a mas de alguien se le ocurrió lo mismo porque andaban después todos sonrisales y persiguiendo las botellas, así es que mejor me puse a repartir el sagrado líquido antes que empezaran las reyertas y pendencias por conseguirlo. Al final, huí por un costado y me fuí a otra cosa mariposa, que también reclamaba mi atención.
Me he dado cuenta que me gustan las cuecas y las empanadas. El tintolio ni que decir. Afuera, uno pide un vino y le traen cosas que son bastante parecidas a un vino y que, a fin de cuentas, ya se sabe, la necesidad tiene cara de hereje, la ocasión la pintan calva y todo eso, se pueden tomar de todos modos. Pero un tinto con empanadas... impagable. Las fondas me dan un poco de lata, pero que va, igual hay que aperrar. Como en la vida entera. Piola y sin que se note si te gusta o no. Sonrisa pep y listo. Pase a servirse mas. La única vez que no pude hacerlo fue cuando me exigieron repetirme los chapaleles en Chiloé. Me encanta Chiloé, pero los chapaleles... Puse cara de perro y dejé claro que con los chapaleles hicieran un lulo. Pero en el resto, aperrar y piola.
Por eso vienen bien las vacaciones. Porque si quiero bien y si no bien también. Voy por empanadas y tintolio, que vienen precisos. Aprovecharé de visitar a los buenos amigos blogueros y saber de sus virtuales vidas. Buen tiempo las vacaciones. Sirven para poner los amores, la Patria, en orden.



miércoles, 12 de septiembre de 2007

LEVANTAMOS UN FARO


Levantamos un faro en medio del mar
un faro de paredes de papiro
que usábamos para guardar los vinos
y para echarnos a beber con mujer
espero no hacíamos nada para la posteridad
Una noche que intentamos dar Macbeth
nos demorábamos meses en darla
y se nos olvidaba en qué íbamos
Habíamos levantado un faro en el mar
para no hacer nada en la vida
y gozar desnudos y con mujeres
Ma a veces maravillados por un Mirage
por una clona que nos hacía los ojos
asaltábamos a la sexta flota española
y promovíamos graves desórdenes bajo cubierta
Pero no hacíamos nada grande la verdad
Abusábamos del amor
del ocio y del porvenir
y bebíamos hasta moverle el piso al mar.


Maquieira. "Los Sea Harrier".

viernes, 7 de septiembre de 2007

Algo huele mal en Dinamarca. Todas las mañanas corro por la calle donde está mi casa, una calle verde y frondosa, bellísima, y dejo entrar el viento mientras oigo alguna canción dura y valiente y la sigo a todo pulmón. Me siento feliz.
Cuando vuelvo en la noche, las luces parecen luciérnagas detenidas en la negrura y yo apenas tengo fuerzas para sostenerme.
Algo huele mal en Dinamarca.


Encontré esto en mi computador del hospital. Quizás de cuando sea.


A través de la ventana veo como pasan
ciertos sujetos en uniforme:
batas blancas, entorchados
togas, peluquines
pendones, estandartes.

A paso de narciso
con los ojos vacíos y rígidos
con el escudo de la vieja Extremadura sobre el pecho
van entonando himnos de fuego.

Cierro la ventana
y te beso el cuello, los pechos
los rizos pubianos
mientras reímos y nos bajamos
un par de botellas de cerveza.









Guevara, por Warhol. Dos tipos jugados en la suya que se encontraron de pasada en este mundo.


miércoles, 29 de agosto de 2007

La Valentina es una muchachita encantadora. Está saliendo de una depresión severa que afectó mucho y muy mal su vida. Está bastante mejor pero sin duda aún tenemos bastante trabajo por hacer.
Mientras conversamos sobre cómo se ha sentido, de pronto me dice: "¿No te he contado nunca que yo antes veía demonios?".
Dice que cuando tenía 10 u 11 años veía demonios que sobresalían de los ángulos de las paredes. De varios tipos y configuraciones, le daban un miedo terrible. Sus padres la acogían e intentaban cuidarla, con poco resultado. Un psicólogo no intervino de manera demasiado efectiva. Con el tiempo, unos dos años serían, dejó de verlos. Sonríe con miedo y me pregunta si está loca o no.
Yo hago lo de siempre. Sonrío como con un chiste fino. Cambio el tema. Me dedíco a saber otras cosas. Dejo que mi mente se encargue del asunto. La mente suelta suele ser una buena compañera en casos así.
Al irse me mira con los ojillos asustados, pero traga saliva y me pregunta: "¿Has conocido otra gente que vea demonios?". Le digo que he conocido gente que ha visto de todo. Que en mi blog alguien me contaba que había visto ángeles. Que yo mismo veía cada cosa que te la encargo.
Ríe. A mandíbula batiente. "Así es la vida" le digo. Se va feliz, sin el peso de creer que está loca. No sé cómo se las arregla mi mente, pero me saca de cada cosa...
Los demonios de la Valentina estaban en su corazón y aún la perseguían. Espero que la risa los haya aventado. Miro por la ventana. Anda tanto demonio suelto. Por suerte, también anda harto ángel...




lunes, 27 de agosto de 2007

Reunión Clínica.

Dice que está loco. Sonríe. Dice que este mundo está perdido y que él prefiere estar aquí dessintonizado. Sonríe. "Soy Benjamín, el hijo adoptado. Igual que los picorocos". Sonríe. Se mueve silenciosamente como una piedra al borde del río haciendo murmurar el agua. "El país mundo" dice, "he trabajado en todo el país mundo". Se llama Benjamín. "No me gusta ni el uno ni el tres".
Hay quien dice que la locura es bella. No lo es. Es despiadada.

jueves, 23 de agosto de 2007


Me fuí al concierto de la Dolores O'Riordan.

Maldita. Mil veces maldita.

No puedo dormir. No me queda mas que leer los "Poemas de la última noche de la tierra", de Bukowski.

"...algo en mi interior me decía: venga, muérete, duerme
sé como ellos, acepta.

Pero luego otra voz interior me decía: no, conserva algo
por pequeño que sea
no hace falta que sea mucho: una chispa
una chispa puede prenderle fuego
a todo un bosque
una sola chispa
conservala"


Me traje una pañoleta. Dice: "Are you listening?".

Miro el techo. O'Riordan y Bukowski.
No puedo dormir.



domingo, 19 de agosto de 2007

Un grupo de estupendos muchachos, residentes de psiquiatría, me pide que hagamos un seminario acerca del arte de ser psiquiatra. El arte.
La Psiquiatría tiene mucho de ciencia, como el resto de la Medicina. El exceso de ciencia ha hecho que el arte se haya ido velando. Quieren saber acerca del arte. Saben bastante de ciencia.
He aceptado. Supongo que porque es un tema que me da vueltas y vueltas. Juntos podremos explorar qué ha ido pasando con el arte, el arte de incluir las intuiciones y los sentimientos en la práctica de la Psiquiatría. El arte de ser un ser humano, el arte real por excelencia.
Hemos tenido una primera sesión. Mañana será la segunda. Conversamos acerca de por qué es que estamos aquí, pensando en el arte y en lo humano. No se los digo pero creo que es por lo que he puesto al comienzo de esta nota: son estupendos muchachos que buscan dentro de sí con honestidad para hacer lo mejor posible por los demás. Durante un rato pensamos acerca de lo que es propiamente humano.
Pienso una y otra vez en esto: qué es lo propiamente humano. Por qué una mirada es sanadora. Por qué una palabra es sanadora. Por qué un encuentro ayuda a sanar, mas allá de este o este otro remedio.
Bellos muchachos que van por el jardín de su vida con una linterna buscando lo mejor de sí. Sonrío. Espero estar a la altura. Buscan lo mejor de sí para entregarlo a los demás. ¿Puede haber mejores personas?.

miércoles, 15 de agosto de 2007

La empuja suavemente contra la muralla. Ella gime, ahogada. Acerca la cara a la de ella con lentitud, demorandose y alargando los segundos, y cuando los rostros están casi pegados y ella tiene los ojos desorbitados por la sorpresa y el deseo, él saca la lengua húmeda y la pasa con fruición y ternura por encima de sus párpados, que ahora están bajos.
Sus frentes se tocan. Sus narices se tocan. Un silencio infinito envuelve la escena roto solo por el crujir del impermeable de él mientras levanta la mano para ordenar los cabellos de ella que le caen sobre el rostro. Se miran como si se estuviesen realmente descubriendo. Como si estuvieran mirando algo que yaciera en el fondo del otro. Se miran desnudos y certeros y ambos apenas respiran.
Él le toca la cara. La recorre durante largo rato con las puntas de los dedos. Toca su nariz, sus mejillas, el mentón, la frente, los pómulos. Ella lo deja hacer sin dejar de mirarle. Él le toca la cara del mismo modo que aquella vez que conoció el mar y quedó en éxtasis frente a la inmensa extensión del agua y el rumor de la rompiente, cuando luego se agachó y tocó la arena y la sintió deslizarse entre los dedos junto con las conchillas y los restos de pequeños crustáceos. Esa vez sintió que nada de lo que antes había experimentado con los dedos se parecía a la arena del mar, y que esa percepción le embargaba y le dejaba lúcido y limpio. La cara de ella, su suavidad, la tersura, la delgadez, le dejaban lúcido y limpio, y cuando bajó la mano, la quedó mirando tal cual se quedó mirando por primera vez el mar.
"La Embriaguez". Mahiakeff.

lunes, 13 de agosto de 2007

4:513: El sueño de los ángeles que soñaban con hombres: Fue durante una siesta. Soñé con una escalera por la que subían y bajaban ángeles, caminando como sonámbulos, con los ojos cerrados, la respiración pesada y las alas caídas. Tropecé con un viejo ángel, le desperté y le miré fijamente. Tenía el mismo aspecto que ofrecía mi abuelo el año pasado, justo antes de morir, cuando todas las noches rezaba para morir durmiendo. Oh, me dijo el ángel, precisamente estaba soñando contigo.

"Todo está iluminado". J. Safran Foer.




Paris. Las Tullerias.

domingo, 5 de agosto de 2007




Me cambio de habitación. Quedo en medio de mis libros, adorados, extraordinarios amigos. Sobre mi cabeza una poesía que me ha acompañado desde la niñez, pegada a la muralla. Es mi espíritu de esa época que se resiste a abandonarme. "El Brindis de Don Quijote", de Jorge Naranjo. Una vez en mi entrenamiento en terapia de familias el equipo me devolvió que mi personaje era un caballero andante, que portaba una gasa blanca en la punta de la lanza. No sé cuánto ha tenido que ver ese poema con semejante personaje.


Hace tiempo que no me sentía tan bien. Leo. A destajo. Reviso material antiguo. Oigo a Mónica de Pablo, cante jondo y poesía: "Dale a la piedra agua hasta ponerla mansa...". Pienso. Bebo minúsculas gotas de whisky, que resbalan lentamente por la garganta. Quemo incienso.



Cazador del espíritu de los pájaros, frente a Nòtre Dame de Paris.


Por cierto, Tom Waits.


lunes, 30 de julio de 2007


Abro el correo a primera hora de la mañana. Dos bellos amigos me han enviado sendos poemas, uno de Hafiz, persa, antiquísimo, y otro, "Casandra", de Gabriela Mistral. Levantan una mañana que requiere de salir de sí, perderse en el mundo, como sea. Los dos poemas son hermosos, nubes que coronan la cima de alguna montaña.

Entro a tambor batiente en la vorágine de las palabras, como quien huye de un mal sueño. Las palabras arrullan, cantan, vuelven el mundo a su lugar. Oigo aquellas palabras que he recogido en el último tiempo, oigo su melodía y el mundo que traen a la mano. "Arúspice", "peplo", "hieródula", cada una con su canción. Incluso palabras de otra lengua: "hotaru", la palabra japonesa para decir luciérnaga.

Después, el día. Por suerte, como no, viene cargado. Mañana también. Y pasado. Las palabras se cuelan por las rendijas de los agitados días, marcas de la eternidad en lo cotidiano. Me gustaría saber orar: creo que es un buen momento. Caer en éxtasis. Clamar al cielo.

Pero los días son agitados y la marea de la existencia tiene una rompiente agitada. En fin. Casandra. Hafiz. Algo se avizora, en todo caso: estoy convidado el miércoles en la noche a la declamación de los poemas de un poeta griego contemporáneo, primero en griego, luego en español. Ojalá encuentre ahí alguna nueva palabra, para la cima de otra montaña. Hace falta.







Por cierto, encontré esto, el canto 19 de "Hespérides":



Mas Allá De Tus Ojos.



Cuando todo haya pasado
y nos encontremos de nuevo
frente a un fogón encendido
convertidos ambos en ceniza
y ni huesos blanqueados queden
y ni sombras hayan en los ojos
y no pueda tocarte ni mirarte
aún allí serás mi silencio.

viernes, 27 de julio de 2007

Pound: detalle sobre poesía y psiquiatría.


De seguro el viejo Ezra hubiese leído esta nota sonriendo. Así, sonriendo, era como acogía a quienes se le acercaban pidiéndole consejo, guía, iluminación, en el difícil y a veces árido camino de la poesía. Eliot y Ginsberg, entre otros, amaron sus exuberantes y alucinados Cantos, y tomaron sus consejos como palabras de maestro.
La historia personal de Ezra Pound está marcada por la controversia y la agitación. Establecido en la Italia de los 30, creyó ver en la figura del Duce una remembranza de los mecenas del Renacimiento. No tardó, por esa vía, en sentirse envuelto en la grandiosa estética de la época. Después, ya se sabe, su figura vociferante a través de las ondas de la Radio Roma atragantaba a los cancerberos. Estos lo enviaron a las jaulas del Disciplinary Training Centre, cerca de Pisa, en cuanto fue capturado y entregado a las fuerzas de USA por los partisanos en 1945. Al año siguiente fue declarado loco por una junta de psiquiatras y fue enviado a una larga internación de 12 años al St. Elizabeth’s Hospital en Washington. Allí continuó escribiendo y recibiendo las visitas de los poetas que lo admiraban. Estando internado, en 1949 se le otorgó el Premio Bollingen de poesía, lo que desató un sonado escándalo: el loco, el antipatriota, ensalzado y puesto en el Parnaso. Más aún, el premio entregado en honor a sus Cantos Pisanos… En 1958 su caso fue revisado y se le dio la libertad, o fue dado de alta, según como se mire el asunto, después de lo cual partió de nuevo a Italia, donde vivió hasta su muerte, en 1972.
El viejo Ezra fue sin duda un alucinado. Escribió su obra mayor, Los Cantos, en 117 secciones a través de casi cincuenta años. Con versos en diversos idiomas, incluyendo el chino y el griego clásico entre otros, Los Cantos son un gran poema épico cuyo objeto es la Historia, o sea, la dilatada y dramática epopeya de la especie humana. Cruzan por sus versos las más diversas figuras, mitológicas, políticas, anónimas, mezcladas en un huracán que jamás decae. El viejo Ezra fue un alucinado y Los Cantos por tanto no podían ser otra cosa que una poderosa alucinación acerca de lo que yace en el fondo del ser humano. ¿Lo habrá visto así?. Quizás si, quizás no. Lo que es seguro es que con esta nota hubiera sonreído.
Entresacamos algunos versos de Los Cantos y los transcribimos aquí para oírlos mas que para leerlos (se recomienda luz refulgente y voz asordinada). No podemos dejar de pensar que nos hubiese gustado escucharlos a través de las ondas de la Radio Roma, con la voz áspera y cascada del viejo Ezra, alucinado por la Historia, mientras mas allá del dial la junta de psiquiatras del St. Elizabeth´s Hospital toma notas y trata de entender.




I

Y entonces bajamos a la nave
enfilamos hacia los roqueríos, deslizándonos sobre el mar divino,
izamos el mástil y la vela sobre esta oscura nave
llevando ovejas a bordo, y también nuestros cuerpos
cargados de llanto, y los vientos desde popa
hinchando las velas, y empujando
de Circe la nave, la bien peinada diosa.
Nos sentamos luego, el viento agitando la caña del timón.
con las velas henchidas navegamos hasta el fin del día
el sol a su descanso, las sombras sobre el océano todo…


XXV


Promúlguese:
A Doña Sorantia Soranzo que vaya para
la fiesta de la Ascensión por la noche en una barca cubierta y
baje a la ripa del Palazzo, y cuando primero vea la
Sangre de Cristo que suba al Palacio y pueda
estar en el Palacio VIII días para visitar al Dogo su
padre sin dejar el palacio durante ese período, ni
descender las escaleras del palacio y que cuando las descienda
que vuelva por la noche a la barca de la misma manera
estando cubierta. Para ser revocado a voluntad del consejo.

aceptado por 5 del consejo.



XXVII


Y hubo aquel editor de música
que trajo la cabeza jibarizada de un indio
sin huesos, aceitada, desde Bolivia, y dijo:
“Si, estuve allí. No pude hacer clientela,
Mucho después de haber derretido las placas
llegó una orden, 200 copias, Perú
o de alguna estación en Chile”.
Me llevé a Floradora en láminas
y volví con una momia pelirroja
con un aire Clara d´Ellébeuse cantando “Stretti”.



XXXV

Así es que ésta es (podemos creerlo) Mitteleuropa:

El Señor Corles comandaba ametralladoras
pero cuando llegó el momento de hacer fuego
simplemente encendió un cigarro y se alejó
de su batería y se sentó en el campo,
algún subalterno dio la orden de disparar
El Sr. Corles no sufrió la pena extrema
porque su familia
era una buena familia burguesa en Viena
fue enviado a un manicomio…

martes, 24 de julio de 2007

14/11/06

Una blanca paloma cruza el desierto. Una blanca y grácil paloma vuela con determinación sobre las ardientes arenas del desierto. Levanta y deja caer las alas mientras las arenas pasan tragadas por la distancia. Vuela sin descanso hacia el horizonte.
Vuela hacia las blancas palomas que cruzaron la línea del horizonte y desaparecieron para siempre. Batiendo las alas desea cruzar los horizontes y las arenas y formar en la gigantesca línea de palomas que vuelan en los cielos eternos. Vuela con determinación infinita hacia la línea de palomas formadas en los cielos eternos.
Las arenas planean bajo la paloma que batiendo las alas surca el cielo hacia un horizonte que vuela dirigiéndose hacia la desaparición.
Fragmento de "Todas las que te amaron han muerto", en evolución.

domingo, 22 de julio de 2007

Nov 99



Si
ven tranquilamente
La puerta frente al horizonte permanecerá entreabierta
por si al pasar
deseas tomar té.

Tan solo un discreto consejo:
al volar sobre los árboles
cúidate de los ramajes.







jueves, 19 de julio de 2007

El post anterior es parte de "Las Montañas y La Muerte", un libro que terminé tiempo atrás. Se refiere a una mujer que entra y sale de la muerte eternamente. Es un homenaje a la Mónica, una bellísima mujer de Los Andes muerta por un melanoma hace unos años, madre de un entrañable amigo. Su recuerdo entra y sale de la muerte, y por supuesto, es ella a fin de cuentas quien entra y sale de la muerte.
Se separó de Luis, su marido, expertísimo piloto fumigador y profesor de pilotaje. Cada uno rehizo su vida amorosa y nunca mas se hablaron. Ella se fue a vivir a Campos de Ahumada, un lugar en la altura de los cerros desde el cual se domina el valle del Aconcagua. En las noches se ve el cielo negro y estrellado y las luces de las ciudades como si fuesen un solo cielo. Fuera de su casa pasaba un estero bramando suavemente cuesta abajo.
Después de un tiempo, Luis comenzó a pasar en su avión por sobre la casa en Campos de Ahumada. Pasaba lentamente, circulaba como un halcón amoroso, hacía ronronear el avión. Cada día. Por años no se hablaron y él pasaba día a día por el cielo de Campos de Ahumada haciendo ronronear el avión. Ella miraba el cielo y sonreía. Eso sucedió hasta que ella murió.
Ahora él ya no tiene recuerdos. Mira el cielo casi sin expresión. El neurólogo dice que es una especie de lenta demenciación. Yo no sé. A veces creo que lo único que recuerda es su avión, Campos de Ahumada y la imágen de una mujer que entra y sale de la muerte.

lunes, 16 de julio de 2007

XII. Testamento:




“Solo uno me amó de veras.
Pasaba todos los días
sin hablarme
planeaba en su avioneta sobre el campo
hacía un solitario loop
meticulosamente
con el objeto de hacerme sentir que no estaba sola
que no estaría nunca sola
a pesar de todo.
A Él
tan solo a Él
le dejo mi recuerdo”.


Hay unos labios estampados sobre el papel.

sábado, 14 de julio de 2007

De pronto aparecen. Son pequeños y contrahechos. Vienen agazapados no por intentar pasar inadvertidos sino por el peso de su propia degradación. Lentamente, como una manada de hienas que cierra el cerco, se acercan en el crepúsculo.

Han venido otras veces, siempre del mismo modo, en medio de la oscuridad, intentando pasar inadvertidos, agazapados como las hienas, con los ojos cargados de odio. Vienen desde el pasado, desde la historia y desde los desgarramientos. Dejan una estela de bilis a su paso y hieden de manera infernal. Tienen colmillos blancos y sucios que dejan entrever cuando gruñen. Gruñen sordamente. Sus movimientos son lentos y pesados. Su piel es oscura y llena de cicatrices y escaras. Las manos son desgarbadas, garras listas para atenazar el cuello y apretar hasta la asfixia. No tienen nada que les haga destellar. Son motas de oscuridad que intentan manchar la luz.


Dispongo que se cierren las puertas, que la gente vaya sobriamente a sus habitaciones, que la guardia tome orden de batalla sobre los almenares, que se icen las banderas. Aguantar hasta que llegue el día, esa es la consigna. Ahí huyen y la caballería los persigue con saña hasta sus madrigueras.

Una vez que está todo en orden, subo hasta la torre mas alta y pido que me sirvan té.



París. Bajo el Arco de Triunfo, el Homenaje al Soldado Desconocido.





lunes, 9 de julio de 2007

Este es uno de los cortos capítulos de "La Embriaguez", la novelita que va creciendo lentamente. Es de por ahí por Diciembre 2006.





V.-

Ana ha amanecido acongojada, en un estado anímico en el cual se mezclan una vaga desesperanza y una ligera sensación de vacío. Le ocurre cada cierto tiempo, sin ritmo alguno y sin que ella pueda aclararse los posibles orígenes de tales sentimientos. En otros períodos Ana ha ocupado ese temple para pasear a solas por lugares que le traen gratos recuerdos. De ese modo, los recuerdos adquieren un tono nostálgico que a Ana le agrada y con el cual juega. Una vez escuchó una palabra que le pareció que de alguna manera podía conectarse con ese temple, la palabra “saudade”, del portugués brasileño, que se refiere a la melancolía de los recuerdos dulces. Ana tiñe con la dulce melancolía algunos recuerdos muy particulares y de ese modo colorea su memoria como el pintor colorea el cuadro. Ana tiene una aguda certidumbre respecto de que el tono de los recuerdos es, a fin de cuentas, el tono de la identidad personal. Con éste método Ana decide libremente el tono de su identidad y por tanto el tono de su existencia.
Darío se ha sorprendido con este procedimiento. En primer lugar, le ha preguntado a Ana por qué ha escogido el tono de “saudade” para algunos de sus recuerdos, y qué recuerdos escoge para teñirlos con ese exquisito sentimiento. Se le ocurre preguntar, pero no lo hace, qué color toman los recuerdos que no son repasados en los días de congoja por Ana, y también si hay otros momentos con otros temples en los cuales otros recuerdos son coloreados, o cuántos recuerdos quedan librados exclusivamente al capricho del azar para su tinción. Pero le parece que tales preguntas debieran callarse, por un asunto a medias de unción y a medias de pudor.
Sin embargo, Ana está distinta. Ahora no le interesa teñir de “saudade” algunos recuerdos en los días de la congoja cuyo origen es indeterminado. Por alguna razón que desconoce, ahora necesita que Darío se sienta entre esos recuerdos como en el ojo de un huracán. Desea que Darío sienta flamear esos recuerdos al lado de sus oídos con el sonido de gualdrapas y pendones batidos por el turbulento viento sur que azota los archipiélagos de la Tierra del Fuego. Siente la necesidad de que Darío experimente una cierta angustia con el batir huracanado de esos recuerdos. Solo así siente que puede expurgar ciertos fantasmas agazapados en esos recuerdos, ciertos temores antiguos instalados allí quizás antes de que apareciese en ella la conciencia.








Atrás, Brooklyn Bridge, Manhattan, La Gran Gran Gran Manzana.



martes, 3 de julio de 2007

Cardenal.

Este es otro de mis socios, Ernesto Cardenal. Tengo un libro autografiado por él. Un tipazo.


VI HACE MUCHOS AÑOS.

Vi hace muchos años desde un bus en Virginia o Alabama
una muchacha rosada, con pantalones azules
subida a una escalera, cortando manzanas
(la madre llamando desde adentro)
y otra muchacha, la hermana, pantalones azules
pintando de blanco el porche de la casa
- Y miraron hacia el bus que pasaba y aceleraba.
El tiempo ha pasado como el bus de la Greyhound
pero quedaron, a pesar de los años, la pintura
fresca en el porche
la brocha chorreando
la mano en la manzana, las miradas
hace años, una mañana, Virginia o Alabama
el estado está olvidado.



Es sacerdote.







lunes, 2 de julio de 2007

Feriado. De mañana frente al computador. Café, uvas, el verde césped que refulge al sol, y la lista de reproducción:

1.- Pachelbel: Cánon.
2.- Pink Floyd: The great gig in the sky.
3.- Neil Young: Hey hey, My My.
4.- Regina Spektor: Samson.
5.- Carole King: Tapestry.

Se me van los ojos por el cielo. Se me van los sueños. Basta un momento de detención para que algo parta en dirección al cielo.



Carmesí

Un día de estos en que la vida es hermosa,
es carmesí, está colmada de colores,
en que los peces se dirigen río arriba,
en que los pájaros aletean y se queman en lo alto,
un día en que uno podría remar sin cansarse el Llanquihue entero,
en que podría comer y vomitar, comer y vomitar y luego estar jubiloso,
uno de esos días en que los testículos amenazan con reventar y chorrean energía hacia todas las extremidades
de esos en que el espejo sonríe y los ojos se encuentran brillosos,
esos que se olvidan rápido porque se sabe que van a volver,
en uno de esos días
voy a salir volando por la ventana,
voy a tomar en dirección al sol, planeando entre los asteroides,
para luego seguir subiendo, o bajando, o lo que sea
hasta que pueda alcanzar la mano del Altísimo,
y entonces saludarlo
y decirle
que de todos sus delirios,
de todas las grandes cosas que hizo en el Universo,
de todas las mas absolutamente importantes y de todas las mas absolutamente nimias,
las que mas me gustan
son, sin duda, estos días
en que la vida es hermosa,
es carmesí,
y está colmada de colores.





La hermosísima flor del Loto.